miércoles, 28 de febrero de 2018

¿Eran los neanderthales tan humanos como nosotros?



Si atendemos a la tecnología, por lo que sabemos, nosotros la hemos desarrollado más. Pero si se trata de humanidad, es casi seguro que nos ganaban, ellos enterraban con dignidad a los hijos que abortaban naturalmente, nosotros provocamos voluntariamente el aborto, y luego los tiramos. Ellos cuidaban a sus ancianos, nosotros estamos aceptando la eutanasia. Ellos cazaban para comer, nosotros cazamos por placer.

En este mes de Febrero del 2018, se ha publicado en Science Advances, el artículo titulado: Symbolic use of marine shells and mineral pigments by Iberian Neandertals 115,000 years ago de: Dirk L. Hoffmann, Diego E. Angelucci, Valentín Villaverde, Josefina Zapata y João Zilhão. En el que se relata la datación en 115.000 años, de unos restos neanderthales: conchas perforadas teñidas con ocre rojo y con un mineral llamado natrojarosita, cuyo único uso arqueológico conocido es la cosmética.
Por lo que el uso simbólico de objetos, no es exclusivo de los sapiens, lo publican como si fuera una novedad, todo lo hallado anteriormente era ya suficiente para hacer esa afirmación, en cualquier caso, bienvenida sea. El artículo incluye en su página 5, esta frase:
Esta datación no deja dudas de que los neandertales compartieron el pensamiento simbólico con los primeros humanos modernos por ello, y por lo que podemos inferir del material cultural, los neandertales y los primeros humanos modernos fueron cognitivamente indistinguibles.

Es sorprendente la capacidad de mirar para otro lado que manifiestan la mayor parte de los paleo-antropólogos. Estoy leyendo un libro titulado La mente en la caverna, es una reimpresión de 2016, traducida del original publicado en Londres en el 2002. Su autor es David Lewis-Williams, un prestigioso catedrático, una eminencia, especializado en pinturas rupestres. De los cinco libros que se ofrecen a la venta en el museo de la cueva de Altamira, dos son de este autor.

En el libro se pueden leer cosas como estas:

Los neanderthales no hacían arte (página 39).

Si a un par de antropólogos especializados se les diera la oportunidad de vivir con los neanderthales, estudiarlos y aprender su idioma, creo que se sentirían perdidos, aislados en un mundo incomprensible (página 40).

Los neanderthales eran carroñeros y vivían de los restos de la caza realizada por los animales carnívoros (página 80).

Las comunidades de homo sapiens eran lo suficientemente inteligentes, como para darse cuenta de que la descendencia (de uniones con neanderthales) sería estéril y probablemente mentalmente inferior a ellos (página 89).

A los sapiens del Auriñaciense, les hubiese sido imposible transmitir ideas que la mente del neanderthal, sencillamente, no podía entender (página 91).

La conciencia de los neanderthales les incapacitaba para la creación de imágenes y para los entierros elaborados (página 94).

Los experimentos realizados con chimpancés en el reconocimiento de imágenes en dos o tres dimensiones, pueden darnos una idea de las limitaciones de los neanderthales (página 95).
Y así podríamos seguir hasta el final del libro.
 
Es conocida la capacidad que tienen los evolucionistas, de ignorar todos aquellos descubrimientos y argumentos que no coinciden con sus ideas, pero en este caso, el autor que comentamos no es un caso aislado, el estatus pre-humano de los neanderthales es como un dogma que nos repiten sin cesar, con la esperanza de que lo creamos
Los neanderthales eran capaces de:
Hacer raspadores, hendedores, y puntas de flechas y de lanzas preferentemente de sílex y de madera como, la encontrada clavada en un elefante en Lehringen (Alemania).[1]

Elaborar objetos artísticos como: pendientes hechos con una falange de reno y el canino de un zorro, en el yacimiento de La Quina (Francia); un hueso con marcas longitudinales paralelas en una sepultura en La Ferrassie (Francia); un fragmento de hueso con un dibujo en zigzag, que reveló que el artífice no levantó la herramienta al llegar al extremo, sino que  la giró  y continuó  el dibujo, en un yacimiento en Bacho Kiro (Bulgaria); también un segmento de molar de mamut labrado y perfectamente moldeado en forma oval, en el yacimiento de Tata (Hungría); un pendiente y un amuleto de colgar en Arcy-sur-Cure (Francia).[2] 

Se ha encontrado en un yacimiento neanderthal, un trozo de marfil con un mamut exquisitamente grabado.[3]  

Enterraban a sus muertos en posición fetal, con restos de animales, otras veces con pigmentos ocres y con ramos de flores, como lo indica el enterramiento de la cueva de Shanidar IV.[4]  

Enterraban con dignidad a sus niños muertos recién nacidos y a sus fetos. Como se ha encontrado en el yacimiento de La Ferrassie (Francia).[5]  

En el yacimiento de Teshik-Tash, en Urbekistán, se enterró a un niño de unos 9 años rodeado de cuernos de cabra montés clavados en el suelo.[6]  

Fabricaban como armarios de piedra con forma de prisma rectangular, y en ellos apilaban, bien puestos unos sobre otros, cráneos de osos de las cavernas.[7]

Los neanderthales cuidaban a sus heridos, como lo muestra un hombre encontrado en la Chapelle-aux-Saints que había sufrido artritis, sufría una severa parálisis y tenía una mandíbula rota; o el de Shanidar I de las montañas Zagros en Irak, que era tuerto, tenía artritis, y el brazo derecho le había sido amputado. Ambos tuvieron que ser ayudados a sobrevivir por el resto del clan.[8]   

Y por si todo esto no es bastante, en 1.966 se descubrió en Eslovenia en un campamento neanderthal, un fragmento de una flauta construida con un fémur de un joven oso. El fragmento contiene dos agujeros intactos y otros dos incompletos.[9]  (102) Esto ya es mucho para los que defienden que el neanderthal era poco menos que un mono: ¿música?, ¡imposible!, así que proponen, que los agujeros los hizo un oso de las cavernas que mordió el hueso.[10] 

Esa flauta de cuatro agujeros perfectamente circulares y biselados, no pudo ser mordida por un oso, que hubiese roto el hueso en astillas. Se ha probado con una réplica de esa flauta, y se pueden tocar melodías; y también hemos encontrado un magnífico trabajo, de expertos en instrumentos musicales (profesores de conservatorio) que han estudiado esa flauta, y defienden con contundencia que el fragmento encontrado podía dar dos tonos y un semitono perfectamente diatónicos, y que constituye el más antiguo documento del uso de la escala musical.[11]   

Y para los que todavía se resisten, 30 años después de su hallazgo, se ha reconstruido otra flauta neanderthal con 31 fragmentos de un colmillo de un joven mamut, encontrado en Geissenklösterle (Alemania) y que perfectamente es asociable a las actuales flautas traveseras o contralto.[12]    Ésta última, la han datado en 35.000 años, y la primera en 70.000.
También coleccionaban fósiles, reunidos de zonas muy alejadas entre sí.[13]   

Se encontró un hueso hioides en Israel perteneciente a un neanderthal y era como el nuestro, por lo que podían perfectamente hablar como nosotros.[14]

La ultima datación de las famosas pinturas de la cueva de Altamira en Santillana del Mar, es de 45.000 años, unos 10.000 años antes de que predominaran los rasgos morfológicos de sapiens, (algunos nos quieren convencer, de que lo que pasó, es que llegaron desde África los sapiens hace 35.000 años) luego los que hicieron las pinturas, tenían rasgos neanderthales.

Hasta hace unas décadas, los hombres neandertales se llamaban Homo sapiens neanderthalis, porque estaba claro que eran simplemente una variedad morfológica de los seres humanos, exactamente del mismo modo que podríamos decir Homo sapiens caucásico. Los motivos por los que son mucho más frecuentes los restos de los individuos de esa variedad morfológica o de otra, en una zona geográfica determinada, y durante una época concreta, permanecen desconocidos para nosotros en la actualidad.


Ángel Luis Hurtado
Semogil Febrero 2018



[1] Stringer, C. y Andrews, P. La evolución humana, p. 210 – 211.
[2]        2-  Marshack, Alexander – “Some implications of the Paleolithic Symbolic Evidence of the
Ori            origin of Language” – Current Anthropology – 17 - 1.976; p.   276 – 278.
                 www. platea.pntic.mec.es/neander/arte.
[3]        3 - Buffetaut, E. Fósiles y hombres – Edit. RBA. – 1.993 – p. 149.
[4]             Constable, G. “Los Neandertales” Edit. Folio - 1.994.
            4 - Leaky and Lewin – “Origins” E. P. Dutton -  1.977; p.  125.
            5 - Solecki, R. “Shanidar: The First Flower People” – New York – Edit. Knopf – 1.971; p. 249.
                  Shreeve, J. “The Neandertal enigma” New York – Avon Book  – 1.995; p.  53.
[5]        6 -Shackley, M. “Neanderthal man” Hamdem – Archon Book – 1.980; p.  87
              Trinkaus, E. y Shipman, P. “The Neandertals: The Changing Image of Mankind” – New York – Edit. Kn            pf – 1.993; p. 255.
[6]        7 - Shackley, M. “Neanderthal man” Hamdem – Archon Book – 1.980.
[7]        8 - Kennedy, Kenneth, A. R. “Neandertals Man” Minneapolis Burgess Publishing Company – 1.975; p. 92            Howell, F. Clark “Early Man” Time Life Book – 1.965; p. 127.
                 Shackley, M. Op. cit. p. 110.
[8]            Solecki, R. Op. cit. p. 196.
[9]        9 - Wilford, J. Noble “Playing of Flute May Have Graced Neandertal fire”  The N. York Time – 29/10/ 
              1996– B5 y B6.
[10]     10 - Stringer, C. y Andrews, P. Op. cit. p. 210.
[11] Atema, Jelle – Univ. Boston – http/whyfiles.org/114music/4html.
       - - “Evidencia del origen de la escala diatónica” – www.greenwych.ca/fl-compl.htm.
[12] Conrad, Nicholas - Universidad de Tubinga (Alemania) – Archologisches Korrespondezblatt – 2.008.
[13] Buffetaut, E. “Fósiles y hombres” – Edit. RBA. – 1.993 – p. 21.
[14] Arensburg, B. y Tillier, A. M. – Op. cit. p. 1144 – 1146.


miércoles, 6 de septiembre de 2017

Las pisadas humanas de Creta



El pasado 2 de Septiembre, se difundió la noticia del hallazgo en Creta de un rastro de pisadas “posiblemente” humanas. No son las primeras que se encuentran fosilizadas, pero lo llamativo de este nuevo descubrimiento, es la edad que se les atribuye: 5.700.000 años de antigüedad. Mucho más antiguas que todos los supuestos antepasados del hombre (ardipithecus, australopithecus, etc.).
El trabajo original sobre el descubrimiento y las investigaciones posteriores está en: G.D. Gierlinski, et al., Possible hominin footprints from the late Miocene (c. 5.7 Ma) of Crete?, Proc. Geol. Assoc. (2017), http://dx.doi.org/10.1016/j.pgeola.2017.07.006.
Todas las imágenes de esta entrada están tomadas de ese trabajo.

Se trata de dos rastros cortos de tres o cuatro huellas cada uno que quedaron impresas en la arena húmeda de una playa en el noroeste de la isla de Creta. Las huellas se alejan del mar hacia el suroeste, se dirigen hacia tierra firme.

Todos los estudios realizados, indican que la criatura que las hizo, era bípedo, plantígrado,  pentadáctilo, sin garras, con los cinco dedos en paralelo y en dirección longitudinal con respecto al pie, sin espacio entre el dedo gordo y los restantes, con el dedo gordo de mayor tamaño y más estrecho en su base que distalmente (con forma de porra), y una potente almohadilla en el extremo distal del primer metatarsiano, (en la planta junto al comienzo del dedo gordo).

En el trabajo se comparan estas huellas con las de los animales plantígrados: con las patas traseras de un oso, con las patas de los primates, de los simios actuales, con las huellas de Laetoli y con unas huellas humanas de hace 1’5 m.a. encontradas en Kenia. La comparación hace patente que no son huellas de oso, ni de primate ni de simio, son huellas semejantes a las de Kenia, Laetoli, o las de un ser humano actual, sólo que considerablemente más antiguas.


Lo más interesante de este hallazgo es que se ha podido datar con mucha precisión, ya que el estrato que contiene las huellas está sobre otro que ha podido ser datado perfectamente por la asociación de foraminíferos que contiene (conchas microscópicas, el zooplancton, acompañamos una imagen de globigerina pseudobesa, una de las decisivas para datar las huellas), y está por debajo del paquete salino que marca una época al final del Mioceno, en la que el empuje de África, cerró el estrecho de Gibraltar y el mediterráneo llegó hasta casi secarse, dejando en el fondo un paquete enorme de yesos y sal. Esto ocurrió al final del periodo llamado Messiniense. En la columna de la figura superior, el complejo salino es el llamado Hellenikon Group. 
Todo ello permite precisar que las huellas son del Mioceno superior, y que tienen aproximadamente 5’7 millones de años. (Es posible que ese número esté inflado en uno o dos ceros, y que las huellas tengan 570.000 años o incluso sólo 57.000, que ya son años, pero las dataciones radiométricas son de por sí, imprecisas). El número exacto de años que han pasado desde el Messiniense hasta ahora, no es lo importante, lo importante es que esas huellas son mucho más antiguas que todos los supuestos antepasados del ser humano, con lo que, toda las hipótesis que se han construido con respecto al origen de nuestra especie quedan refutadas.
Tal es la relevancia de este hallazgo, que los propios autores a pesar de las conclusiones a las que se llegan por lo investigado, no se atreven a afirmar que son huellas humanas, sino que el título del artículo indica lo de “posibles”, y en sus conclusiones, dicen: “Siempre son deseables fósiles mejores y más numerosos, pero tampoco se pueden ignorar las pruebas actualmente disponibles y sus posibles implicaciones, por más desafiantes que puedan ser”.
Han hecho una investigación magnífica, sabiendo que los iban a desacreditar de cualquier manera posible, han sido valientes y eso es de agradecer, porque existe lo “científicamente correcto” en todas las disciplinas, pero en el asunto del origen del hombre, aportar argumentos que pongan en duda la “versión oficial”, es bastante arriesgado para tu futuro profesional.
En esta imagen aparecen: f) una huella humana actual; g) una de las huellas encontradas en Creta; h) un pie humano, e i) una de las huellas del rastro de Kenya de 1'5 millones de años.

A pesar de lo excelente del estudio publicado, se echan en falta argumentaciones sobre :
a) Un cálculo de la longitud del paso, con lo que podría establecer algún parámetro sobre la altura del individuo o al menos de la longitud de sus piernas.
b) Alguna matización sobre el modo de locomoción que marcó las huellas, no es lo mismo la huella que se deja cuando uno anda tranquilo, que cuando anda ligero, corre o salta.
c) Alguna precisión sobre la diferencia en los tipos de huellas que se dejan, según el modo en que se apoye el pie. Estas huellas de Creta que marcan fuertemente el dedo pulgar y el bulto del extremo distal del primer metatarsiano, corresponde a la pisada de alguien que camina apoyándose en la parte interna del pie, medicamente, a esta forma de pisar se llama pisada “pronadora” (las personas que pisan así, gastan más el tacón por el lado interior de pie). Suele ser un modo de caminar que se hace hábito, como método instintivo de prevención de las luxaciones habituales al andar por terreno irregular.
d) Una argumentación sobre la posible explicación de por qué, en las huellas de Creta está tan poco marcado el talón, lo que se corresponde con la huella que dejan las personas que tienen un modo de pisar que medicamente se denomina “pie equino” cuando se anda apoyando preferentemente la parte delantera del pie. 
Tenemos pues, unas huellas de los pies de un ser bípedo, plantígrado, pentadáctilo, con los cinco dedos paralelos y en posición longitudinal a la planta, sin distancia entre el pulgar y el siguiente dedo, que caminaba con pisada pronadora y con pie equino, huellas que no son ni de primate ni de simio, ni de oso, ni de ningún otro ser conocido, y dado que todas estas características se dan en unas huellas humanas, ¿por qué no se afirma con rotundidad que son humanas?, como ocurriría si se hubiese encontrado un rastro de huellas cuyas características encajasen con las huellas de un oso actual, todos afirmarían tranquilamente que son huellas de oso.
Pero afirmar que existían seres humanos en el Mioceno es tirar por tierra todo el llamado proceso de hominización. Aunque los evolucionistas son especialistas en explicarlo todo, es sorprendente una teoría con pretensiones de científica que explica una cosa y la contraria, que evolucionando un pez salió del mar y se hizo terrestre, y evolucionando, un mamífero se metió en el mar y se hizo marino. Es como si un físico explicase la ley de la gravedad diciendo que unas veces los cuerpos son atraídos hacia abajo y otras veces esa misma fuerza los repele hacia arriba.
En esta imagen, las huellas de: c) mono; d) gorila; e) Chimpancé.
De este modo ahora tendrán que argumentar que los dedos estuvieron juntos en el Mioceno, evolucionaron y el pulgar se abrió, y despues evolucionaron de nuevo y se juntaron, y no pasa nada.

En cualquier caso, con estas huellas se hará lo mismo que con las de Laetoli, se dirá que las hicieron algunos pre-humanos, (homínidos u homininos, como les ha dado en llamar a ese grupo de seres virtuales). En cualquier caso, verán como todo sigue igual, nadie mencionará estas huellas ni lo que suponen, y seguirán enseñando lo que ellos necesitan creer que ha sucedido, aunque no se corresponda con la realidad atestiguada por los yacimientos.
El problema no es sólo que queda en evidencia la falsedad de todo el edificio del proceso de hominización, lo peor es, que si ya había hombres con un pie como el nuestro en el Mioceno, buscar sus supuestos antepasados en terrenos anteriores, se vuelve prácticamente imposible, porque en la zona de los grandes lagos africana, donde han buscado hasta ahora a nuestros antepasados, están los estratos de los sedimentos de lagos de agua dulce, sin plegar y sin interrupciones desde la actualidad hasta hace unos cuatro millones de años atrás, pero eso no existe en otro lugar de la tierra con materiales más antiguos, así que no es fácil saber siquiera, dónde se puede ir a buscar restos de antepasados humanos más antiguos del Mioceno.
Dicho todo esto, ahora podemos volver a incidir con otros hallazgos que hasta ahora se han silenciado y que dan referencia de la existencia de seres humanos en el Mioceno, apoyando la autoría humana de esas huellas de Creta:
En 1.860, el profesor Carlos Ribeiro responsable del servicio geológico de Portugal, realizó unas excavaciones en el valle del estuario del Tajo, cerca de Lisboa. Encontró en terrenos del Mioceno, una colección de herramientas rudimentarias de sílex y cuarcita (que parece ser se conservan aún en el museo de Historia Natural de Lisboa).[1] 
Ribeiro, no fue el único que encontró restos de herramientas en el Mioceno, también el arqueólogo francés, Louis de Bourgeois las encontró en Thenay (Francia).[2]
En Asia, Fritz Noetling del departamento de investigaciones geológicas de la India, encontró también herramientas líticas en estratos del Mioceno en Burma.[3]
Al llegar los años del empuje evolucionista, algunos antropólogos, como Neri Delgado, sucesor en el cargo de Carlos Ribeiro, negaron la autenticidad de los hallazgos, alegando que, tanto en Portugal como en Francia, y también en la India, las herramientas se habían construido solas, por fracturas espontáneas producidas por los agentes meteorológicos.[4]
No importó en absoluto que el Antropólogo francés Gabriel de Mortillet, describiera el hallazgo del esqueleto de un hombre moderno en el Mioceno del sur de Francia.[5]
Parece que a algunos no les interesa hablar de estas cosas, pero la verdad acabará imponiéndose.

Ángel Luis Hurtado.
Semogil, 6 de Septiembre del 2017.


[1] - Ribeiro, C. “L’homme tertiaire en Portugal” – Congr. Int. d’Antrop. et d’Arch. Préhistoriques – Lisboa – 1.884, p. 81 – 91.
        - Ribeiro, C. “Description de quelques Silex et Quarzites tailles provenant des couches du terrain tertiaire et du Quaternaire des Bassins du Tage et du Sado. Lisbon” – Academia Real das Ciencias de Lisboa. – 1.871.
        - Ribeiro, C. “Sur des silex taillés, decuverts dans les terrains miocene du Portugal” - Congr. Int. d’Antrop. et d’Arch. Préhistoriques – Bruxeles – 1.872. p. 95 – 100.
        - Ribeiro, C. “Sur la position géologique des couches miocenes y pliocenes du Portugal” -  Congr. Int. d’Antrop. et d’Arch. Préhistoriques – Bruxeles – 1.872. p. 100 – 104.
[2] – Bourgeois, L. “Sur les silex considerés comme portant les margues d’un travail humain et découverts dans le terrain miocene de Thenay”- Congr. Int. d’Antrop. et d’Arch. Préhistoriques – Bruxeles – 1.872. p. 81 – 92.
[3] – Noetling, F. – “On the ocurrence of chpped flints in the Upper Miocene of Burma” – Records of the geological Survey of India – 1.894 p. 101 – 103.
[4] – Delgado, J.F. Neri – “Les silex tertiaires d’Otta” - Congr. Int. d’Antrop. et d’Arch. Préhistoriques – xª sesión – 1.889. p. 529 - 533.
[5] De  Mortillet – “Le Préhistorique” – París – C. Reinwald.