El subtítulo de este blog, habla de la estabilidad de la esencia específica. Este es un asunto simple, pero no sencillo.
¿Qué es la esencia?.
Evidentemente no me refiero a aquello que llamamos esencia de romero o de lavanda, que es un aceite aromático que contienen algunas plantas. Me refiero al término metafísico “esencia”.
La esencia es lo que hace que una cosa sea lo que es, y no otra cosa.
“La reunión de la esencia y de la materia, constituye la naturaleza de los seres”[1]
La esencia es lo que da la forma a la materia, la que la informa; en los seres vivos, la esencia es el alma,[2] alma vegetativa para las plantas, alma sensitiva para los animales y alma racional para el hombre.
La naturaleza humana, no es su esencia, su alma. La naturaleza humana es el conjunto de alma racional y cuerpo. Entendiendo que el alma racional ha recibido el don de ser espiritual.
En la actualidad está muy difundida la creencia errónea de que el alma, lo que informa la materia, son los genes, esto se puede esclarecer de varios modos, algunos de ellos son:
El primero es indicando que los genes están formados por moléculas de ADN, y estas a su vez por átomos de elementos, por lo tanto son materia, y la forma es algo inmaterial, algo que no se puede “producir”, ni dividir.[3]
El segundo es indicando que los genes en sí, no servirían de nada sin el código genético y sin su exquisito y ordenado “programa” de activación y desactivación. Y el código genético es una entelequia, no es algo material, y el “programa” exactamente igual. [4]
Y el tercero indicando que conforme se avanza en el conocimiento de los genomas de los distintos seres vivos, más se comprueba por ejemplo, que los genes de los mamíferos son muy parecidos, que están organizados con el mismo orden etc… Y de genomas parecidos, salen ratones, elefantes y humanos, luego los genes son importantes, pero en absoluto “dirigen” la formación de un nuevo ser vivo.
Es la esencia de los seres, lo que hace que sean lo que son y no otra cosa, y nos permite reconocerlos. Es posible considerar, sin confundirlas, además de la esencia de cada individuo, la “esencia específica” ya que los seres vivos surgen por generación a partir de sus padres, hay algo que hace que los perros sean perros y los loros, sean loros; y ese “algo” es compartido por todos los miembros de la especie, independientemente de los distintos o parecidos que sean los individuos considerados morfológicamente, baste el caso de los perros, a los que hemos forzado a reproducirse seleccionando múltiples razas, pero todos ellos son perros.
Hay que afirmar que el ser humano por su inteligencia está capacitado para conocer la realidad de las cosas y de los seres.
Pues bien, todo esto que hasta aquí hemos simplemente esbozado, es lo que Darwin pretende destruir, pues al final de su libro “el origen de las especies”, escribió: “ Tendremos que tratar a las especies del mismo modo en que los naturalistas tratan a los géneros cuando admiten que son combinaciones meramente artificiales hechas porque así conviene. Quizá no es esta una perspectiva consoladora; pero cuanto menos nos libertaremos de ese buscar en vano la esencia, ni descubierta ni posible de descubrir, del término especie”.[5] Para él, la esencia no existe, y la especie tampoco, es un invento humano.
Continuaremos profundizando en este asunto.
[1] Aristóteles - Metafísica, libro V – c. IV.
[2] Cf. Giovanni Reale “Introducción a Aristóteles”. P.53 ss. edit. Herder – 2.007
[3] Aristóteles – Metafísica, libro VII – c. VIII.
[4] N. López Moratalla y M.J. Iraburu Elizalde “Los 15 primeros días de una vida humana” p. 38 – Edit. Eunsa.
[5] Ch. Darwin – “El origen de las especies” p. 557 - Edit. Akal - 1985
¿Qué es la esencia?.
Evidentemente no me refiero a aquello que llamamos esencia de romero o de lavanda, que es un aceite aromático que contienen algunas plantas. Me refiero al término metafísico “esencia”.
La esencia es lo que hace que una cosa sea lo que es, y no otra cosa.
“La reunión de la esencia y de la materia, constituye la naturaleza de los seres”[1]
La esencia es lo que da la forma a la materia, la que la informa; en los seres vivos, la esencia es el alma,[2] alma vegetativa para las plantas, alma sensitiva para los animales y alma racional para el hombre.
La naturaleza humana, no es su esencia, su alma. La naturaleza humana es el conjunto de alma racional y cuerpo. Entendiendo que el alma racional ha recibido el don de ser espiritual.
En la actualidad está muy difundida la creencia errónea de que el alma, lo que informa la materia, son los genes, esto se puede esclarecer de varios modos, algunos de ellos son:
El primero es indicando que los genes están formados por moléculas de ADN, y estas a su vez por átomos de elementos, por lo tanto son materia, y la forma es algo inmaterial, algo que no se puede “producir”, ni dividir.[3]
El segundo es indicando que los genes en sí, no servirían de nada sin el código genético y sin su exquisito y ordenado “programa” de activación y desactivación. Y el código genético es una entelequia, no es algo material, y el “programa” exactamente igual. [4]
Y el tercero indicando que conforme se avanza en el conocimiento de los genomas de los distintos seres vivos, más se comprueba por ejemplo, que los genes de los mamíferos son muy parecidos, que están organizados con el mismo orden etc… Y de genomas parecidos, salen ratones, elefantes y humanos, luego los genes son importantes, pero en absoluto “dirigen” la formación de un nuevo ser vivo.
Es la esencia de los seres, lo que hace que sean lo que son y no otra cosa, y nos permite reconocerlos. Es posible considerar, sin confundirlas, además de la esencia de cada individuo, la “esencia específica” ya que los seres vivos surgen por generación a partir de sus padres, hay algo que hace que los perros sean perros y los loros, sean loros; y ese “algo” es compartido por todos los miembros de la especie, independientemente de los distintos o parecidos que sean los individuos considerados morfológicamente, baste el caso de los perros, a los que hemos forzado a reproducirse seleccionando múltiples razas, pero todos ellos son perros.
Hay que afirmar que el ser humano por su inteligencia está capacitado para conocer la realidad de las cosas y de los seres.
Pues bien, todo esto que hasta aquí hemos simplemente esbozado, es lo que Darwin pretende destruir, pues al final de su libro “el origen de las especies”, escribió: “ Tendremos que tratar a las especies del mismo modo en que los naturalistas tratan a los géneros cuando admiten que son combinaciones meramente artificiales hechas porque así conviene. Quizá no es esta una perspectiva consoladora; pero cuanto menos nos libertaremos de ese buscar en vano la esencia, ni descubierta ni posible de descubrir, del término especie”.[5] Para él, la esencia no existe, y la especie tampoco, es un invento humano.
Continuaremos profundizando en este asunto.
[1] Aristóteles - Metafísica, libro V – c. IV.
[2] Cf. Giovanni Reale “Introducción a Aristóteles”. P.53 ss. edit. Herder – 2.007
[3] Aristóteles – Metafísica, libro VII – c. VIII.
[4] N. López Moratalla y M.J. Iraburu Elizalde “Los 15 primeros días de una vida humana” p. 38 – Edit. Eunsa.
[5] Ch. Darwin – “El origen de las especies” p. 557 - Edit. Akal - 1985
Semogil 8 de Noviembre del 2.009
4 comentarios:
Hola, creo que no alcanzo a captar toda su profundidad pero estoy de acuerdo con lo expuesto en este artículo. Me gustaría sin embargo que a ser posible me aclararas unos puntos:
1.- No acabo de comprender la parte en que se dice que la forma no se puede dividir o producir. Sin entrar en cosas de ADN de las que entiendo lo justo, quiero referirme más bien al hecho de que mi forma(y la de otros seres vivos) cambia con el trancurso de los años, es decir se modifica, ¿No?
2.- Por otro lado yo siempre había escuchado que somos cuerpo, alma y espiritu. Con la explicación del texto no se muy bien como diferenciar entre alma y espiritu (el cuerpo creo que si lo diferencio, jejeje).
Sin más
un cordial saludo
La forma no es la morfología. Esto es quizá lo más evidente, pero también lo que más trabajo nos cuesta captar. Por ejemplo es fácil percibir esto en el proceso de envejecimiento, en el que puede que no quede ni una célula de las originarias, pero ese parecido, eso que te permite reconocer a alguién a pesar de los cambios externos, eso es la forma (por lo menos en una primera aproximación elemental). La morfología varia enormemente de un individuo a otro, baste imaginar un pigmeo de la raza negra y un finlandes de la raza blanca. E incluso dentro de un mismo individuo, cambia el color de ojos, cambia de melena hyppiosa a calvo total etc.
Pero la "forma" humana permanece en todos los casos. La forma es la causa primera de la morfología, pero en nuestro aspecto, intervienen muchos factores ambientales, nutricionales, emocionales etc.
La forma es algo inmaterial, por eso no se puede producir ni dividir (esto de la división hay que matizarlo por lo que respecta a la generación). Nadie (salvo Dios) puede producir un alma humana. el alma es la forma sustancial del cuerpo.
Es un tema muy serio, del que se han cuidado bien de no hablarnos. Haré varias entradas sobre esto.
El otro asunto de la distinción entre alma y espíritu, también es delicado, de momento, podemos entenderlo un poco con la frase evangélica. "Has puesto este tesoro en vaso de barro".
Gracias por la intervención.
Creo que ahora entiendo algo mejor la idea de forma. Creo haber entendido que según tu explicación la forma es algo inmaterial pero que determina como debe ser la morfología de la materia, es decir como los planos de un edificio, en si mismo el edificio no es tangible solo con los planos pero sin ellos el edificio nunca tendrá una estructura o morfología determinada. ¿Es más o menos así?
Creo que el problema que tenía era la mezcla de conceptos, yo consideraba la forma de algo como su morfología, hasta ahora.
Aristóteles puso el mismo ejemplo que tú, una casa, no son los ladrillos y las tejas, eso son los materiales con los que está hecha, pero no son la forma de la casa, la forma junto con la materia, es la casa.
Lo has entendido de maravilla. Es una alegría, creo que este blog y el tiempo que le echamos, puede servir para algo bueno.
Acabo de escribir una entrada insistiendo sobre esto mismo, porque es un asunto esencial (es la mejor palabra para usar en este tema).
Volveremos más adelante sobre el alma y el espíritu.
Un abrazo.
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