viernes, 18 de junio de 2010

El ADN y la exactitud de sus análisis


Los descubridores de la estructura del ADN. Es muy interesante el libro "La doble hélice" en el que uno de ellos cuenta cómo tubo lugar el descubrimiento, recortando modelos de molécula en cartón, y dando crédito a la opinión de un químico que insistís que la estructura de un nucleótido no era como estaba en todos los libros. Imagen tomada de: http://www.caramutt.com/



Veamos esquemáticamente cómo se suelen hacer los análisis de ADN:
Cuando se dispone de muy poco ADN, porque la muestra es pequeña, se somete la muestra a un procedimiento que se llama “reacción de la polimerasa en cadena”, que copia tantas veces como se quiera, una muestra de ADN, hasta tener la cantidad necesaria. Después, se purifica el ADN, mediante un procedimiento delicado y largo; una vez purificado y desenrollado,[1] se le añade una “enzima de restricción” que actúa como una llave de seguridad, busca por el ADN, y cuando encuentra una secuencia concreta de nucleótidos con la que “encaja”, reacciona con ella, y corta por ese punto el ADN, (esto lo hace supuestamente en todos los sitios en los que está esa secuencia concreta que hace “pareja” con la enzima); se entiende que en el ADN hay algunos fragmentos que están repetidos muchas veces -uno al lado del otro a lo largo de la cadena de ADN-, y se ha observado que el número de esas repeticiones varía de una persona a otra. Cuando el ADN está cortado en trozos, se miden los fragmentos, así que si el ADN es el mismo, los fragmentos cortados serán del mismo tamaño. Y éste, bastante resumido, es el método por el que se suelen hacer los análisis del ADN. [2]

No olviden que si el ADN es algo de un tamaño increíblemente pequeño, sus trozos, serán un poco menores; y los métodos de los que disponemos para medir esos fragmentos, no son tan precisos como para que puedan distinguir el tamaño de un trozo de ADN que contenga 112 repeticiones, (de ese fragmento que se repite), del tamaño de otro fragmento que tenga 109 repeticiones. Los dos ADN darán el mismo resultado en el análisis. [3]

Por supuesto que hay bastantes personas que tienen el mismo número de repeticiones de esos fragmentos, que usted, o que yo,[4] así que no se gaste el dinero en este tipo de pruebas, porque verá lo que pasa:

Cuando el laboratorio forense del FBI, realizó análisis de ADN con muestras de sangre de 225 agentes, y repitió las pruebas una segunda vez, con las mismas muestras, en los mismos laboratorios, y con los análisis realizados por los mejores investigadores, uno de cada seis resultados, no salieron iguales. [5] Una de las representaciones gráficas del análisis de ADN. Imagen tomada de: http://hanniagomez.blogspot.com/

Recordemos que el análisis del ADN, no da la secuencia concreta de nucleótidos del ADN, y que las asociaciones de genes con enfermedades, que continuamente estamos escuchando en los medios de comunicación tienen, quitando casos muy concretos, la validez del siguiente ejemplo: Durante un tiempo se pensó que se había identificado un “gen” que estaba relacionado con un trastorno maniaco- depresivo, hasta que enfermaron de dicho trastorno, dos personas que no tenían ese “gen maniaco-depresivo”. [6]

Y si además, resulta que entre 216 personas estudiadas con hemofilia B, se encontraron que las mutaciones que la ocasionan, se dan en 115 lugares diferentes del ADN.[7] Con lo que no hay manera de saber con claridad y nitidez, hasta qué punto es decisivo tener o no tener una determinada variación en un fragmento de ADN.

Así que a pesar de los enormes intereses económicos que están puestos en juego con este asunto de los genes, en 1.992, después de una seria disputa entre científicos sobre la validez o no de las pruebas del ADN, apareció un artículo con este titular: “La Cámara de EE.UU. busca restringir el uso del ADN en los tribunales”, añadiendo como subtítulo: “Se ha pedido a los jueces que desechen las “huellas de ADN” hasta que tengan una base científica más sólida”. [8]

Y no hemos dicho nada de la contaminación: si usted toca con los dedos o tose cerca de una muestra, la contamina con su propio ADN.

Si con los agentes del FBI, y con las mismas condiciones de análisis, falló la identificación el 16’7 % de veces, cuando se trate de comparar el ADN de un padre con el de su hijo, que tiene la mitad del ADN suyo y la otra mitad de la madre, ¿qué seguridad de acierto hay?.

Hemos contado todo esto, porque si así están las cosas con los vivos, qué no pasará con el ADN de los muertos, y no digamos, si se trata de un Neandertal, o de huesos como los de Atapuerca que llevan 800.000 años (según sus cálculos) enterrados en el fondo de una cueva, mojándose, rompiéndose, deformándose etc.


[1] El ADN en su estado natural, está meticulosamente plegado y replegado sobre él mismo, formando los cromosomas.
[2] Hubbard, Ruth, y Wald, Elijah – "El mito del Gen" p. 250 y 251.
[3] Hubbard, Ruth, y Wald, Elijah Op. cit. p. 252.
[4] Lewontin, R. C. y Hartl, D.L. “Population Genetics in Forense DNA Tiping” – Science – 254 p. 1.745 – 1.750 – 1.991.
Lander, Eric S. “DNA Fingerprinting on Trial” Nature – 339 – p. 501 – 505 – 1.989.
[5] Lewontin, R. C. y Hartl, D.L. Op. cit.
Hubbard, Ruth, y Wald, Elijah Op. cit. p. 252.
[6] Kelsoe, John R. y al. “Re-evaluation of the Linkage Relationship Between Chromosome’s 11 Loci and the Gene for Bipolar Affective Disorder in the Old order Amish” – Nature, - 342 p. 238 – 243.
Hubbard, Ruth, y Wald, Elijah Op. cit. p. 110.
[7] Gianelli, F. y al. “Haemophilia B.: Data Base of Point Mutations and Short Additions and Deletions” – Nucleic Acis Research – 18 – p. 4.053 – 4.059.
Hubbard, Ruth, y Wald, Elijah Op. cit. p. 107.
[8] Kolata, Gina “U.S. Panel Seeking Restricción on Use of DNA in Courts” – New York Times – 14 Abril – p. 1, C7 – 1.992.
Semogil 18 de Junio del 2.010

domingo, 13 de junio de 2010

El gradualismo y el asunto del ojo



Esquema del ojo humano. Imagen de: www.fisicanet.com


La complicada sofisticación del ojo y de todo el sistema de visión que lo acompaña, preocupaba ya a Darwin; él mismo mencionó el problema de la visión, comentando que a veces “le quitaba el sueño”. En las primeras ediciones de su libro “El origen de las especies”, haciendo alarde de sinceridad, escribió:
“Si se pudiera demostrar la existencia de cualquier órgano complejo que no se pudiese haber formado mediante numerosas y leves modificaciones sucesivas, mi teoría se desmoronaría por completo”.
Más tarde, en la sexta edición de su libro, considerada como la “definitiva”, Darwin, ya mas envalentonado al conocer las publicaciones de Haeckel y otros colegas que lo apoyaban, cambió completamente de perspectiva y escribió:
“Parece absurdo de todo punto –lo confieso espontáneamente- suponer que el ojo, con todas sus inimitables disposiciones para acomodar el foco a diferentes distancias, para admitir cantidad variable de luz y para la corrección de las aberraciones esférica y cromática, pudo haberse formado por selección natural......Pero la razón me dice que si se pueden demostrar que existen muchas gradaciones desde un ojo sencillo e imperfecto a un ojo complejo y perfecto, siendo cada grado útil al animal que lo posea, como ocurre ciertamente; si además el ojo alguna vez varía y las variaciones son hereditarias, como ocurre también ciertamente, y si estas variaciones son útiles a un animal en condiciones variables de la vida, entonces la dificultad de creer que un ojo perfecto y complejo pudo formarse por selección natural, aun cuando insuperable para nuestra imaginación, no tendría que considerarse como destructora de nuestra teoría”. [1]
Es evidente que el señor Darwin era un maestro de la retórica, así que si lo hemos entendido bien, si somos capaces de encontrar entre todos los seres vivos, distintos tipos de ojos desde lo que se pueda entender como órgano de visión “sencillo”, hasta lo que pueda ser nuestro ojo “complejo”, ya queda demostrado que nuestro ojo ha surgido por una serie de modificaciones o “fallos ventajosos” a partir de ese órgano de visión sencillo. Pues pese a lo evidentemente absurdo que es sacar esa conclusión a partir de esas premisas, no han faltado eminentes científicos que han establecido, siguiendo la idea de Darwin, esa lista de “antepasados” de nuestro ojo. [2]
Todos ellos parecen estar de acuerdo en que el órgano visual más sencillo es el que posee la Euglena, [3] que es un tipo de protozoo flagelado, a veces confundido con un alga. Vive en el agua dulce y tiene un orgánulo fotosensible que le permite orientarse hacia la dirección desde la que le llega la luz.
· En primer lugar, no parece posible comprobar qué ventaja le ha supuesto a la Euglena tener ese orgánulo, pues sigue viviendo tan tranquila junto a otras algas y a otros protozoos que no poseen ningún orgánulo fotosensible.
· En segundo lugar habría que demostrar que la Euglena vivía en los remotos tiempos en los que comenzó la vida, y comprobar que ya tenía ese orgánulo fotosensible.
· En tercer lugar habría que explicar por qué no ha evolucionado desde entonces.
· Y en cuarto lugar, habría que demostrar cómo se puede pasar de ese orgánulo a nuestro sofisticado ojo, con su cristalino, su iris, su retina, su pupila, sus lagrimales, sus párpados, sus pestañas, sus fotoreceptores, sus músculos para el enfoque, sus nervios ópticos, sus mecanismos cerebrales para la interpretación de las imágenes, las arterias que lo irrigan todo, etc. etc. Y contestar que “es posible con el paso de millones de años”, no es contestar nada, es sólo usar una evasiva.
Imagen de: http://laimagendeuninstituto.blospot.com

■ EL OJO DE LOS TRILOBITES

Vamos a comentar el caso del ojo de los trilobites y con ello, damos por zanjado este asunto. Se podrían escribir millones de páginas para desmontar la hipótesis del gradualismo, pero estimamos que con lo que hemos dicho ya y con este ejemplo es suficiente.
Los trilobites son considerados como los primeros animales altamente organizados que poblaron los mares primitivos, sus restos fósiles son bastante abundantes y están bien estudiados. Los más antiguos aparecen al inicio del periodo Cámbrico, y fueron muy abundantes hasta al menos el Pérmico, prácticamente durante toda la era Primaria.
Es pues de esperar, que habiendo aparecido tan prematuramente en la tierra, su sistema de visión fuese bastante “sencillo”, según las teorías darwinistas, pero la realidad una vez más, parece que no encaja. Veamos lo que se sabe del “primitivo” sistema de visión de los trilobites. Para ello, resumimos la bien documentada exposición que hace de este tema el señor G. Rattray. [4]
Los trilobites que pertenecen a los artrópodos, tienen unos ojos que consisten en un haz de columnas, cada una de ellas con su lente en la parte superior, y su fotoreceptor en la parte inferior, y todo el haz está protegido por una córnea. Las columnas no son del todo paralelas, sino que se abren en abanico, dirigidas cada una en una dirección; el conjunto no produciría una imagen como las que forma nuestro ojo, cada columna produce su propia imagen. Se han podido contar en algunos ojos de trilobites fósiles hasta 770 columnas.
En 1.973, Keenneth Towe[5] publicó un interesante estudio en el que manifestaba que los ojos de los trilobites consistían en cristales de calcita con forma de columna, alineados con exquisita precisión. Desmontó el ojo de un fósil y pudo comprobar con el microscopio que según la columna que enfocase, producía una imagen clara y nítida pero que variaba de una columna a otra, cada una de ellas “enfocaba” a una distancia distinta, lo que permitía al trilobites tener simultáneamente un conjunto de imágenes nítidas de todo lo que lo rodeaba, desde lo que estaba a varios milímetros de su ojo hasta lo que estaba en la lejanía.
Hasta ahora se había supuesto que esos cristales de calcita que “rellenaban” el ojo del trilobites eran resultado del proceso de fosilización, pero como comprobó Towe, en otros artrópodos fósiles más modernos, cuyos ojos han aparecido rellenos de cristales de calcita, éstos estaban dispuestos sin ningún orden, y no dejaban pasar la luz. Para que un cristal de calcita deje pasar la luz, es imprescindible que el cristal esté exactamente alineado con la dirección del rayo de luz que penetra en él, de lo contrario el rayo de luz comienza a rebotar en las paredes y se descompone en varios colores. Pero en el ojo del trilobites, cada cristal de calcita transmite la luz con la transparencia del cristal. Así, Towe demostró, con varios casos, que los cristales de calcita de los ojos de los trilobites eran su forma de ver, no un resultado de la fosilización. Pero no queda ahí la cosa.
El ojo de un trilobites fósil. Imagen de: http://photos2extreblog.com

En ese mismo año 1.973 tuvo lugar en Oslo una Conferencia Internacional sobre trilobites. Allí, R. Levi-Setti[6] comentó todo el asunto del ojo de los trilobites con el profesor Clarkson, el cual, de vuelta a la universidad de Edimburgo donde trabajaba, comenzó a darle vueltas hasta que encontró en el “Traité de la lumiere” de Christian Huyghens publicado en 1.690, la descripción de una lente aplanética[7] que no produce aberración esférica, que era semejante a los dibujos de la córnea de los ojos de los trilobites que le había dejado Levi-Setti.
Despues, Clarkson encontró en “La geometría” de Descartes, publicada en 1.637, otros dibujos de otro modelo de lente para corregir las aberraciones, distinto al de Huyghens, pero que coincidía con los dibujos que tenía de la segunda lente (la que está colocada en la parte superior de cada columna de calcita) de los ojos de los trilobites.
Así pues concluyó el señor Clarkson:[8] Los trilobites al principio del Cámbrico, ya habían resuelto el problema de la aberración de las lentes, el delicado problema del enfoque a distintas distancias, habian introducido en sus ojos los modelos de Descartes y Huyghens, aplicado el principio de Fenat, la ley de Abbé, las leyes de refracción de Snell y toda la óptica conocida de los cristales birefringentes.
Parece suficiente.
No podemos dejar de nombrar el ojo de los Camarones que vivían con los trilobites en los mares de la era Primaria y que estaban formados por un sofisticado sistema de espejos que recuerda el lector del código de barras que suele estar empotrado en el mostrador de la caja de los actuales supermercados. [9]


[1] Ch. Darwin. “El origen de las especies”. Espasa Calpe 1.988 pág. 230.
[2] H. Hass. “Del pez al hombre”. Salvat 1.987. pág. 48 – 58.
Sir G. De Beer. “Atlas de la evolución”, Nelson. Londres 1.964.
Dawkins
[3] Sobre el órgano fotosensible de la Euglena, vease: Diehn y Tollin, Univ. Arizona. Atome – 249, Diciembre 1.967.
[4] G. Rattray. “El gran misterio de la evolución” Edit. Planeta 1.983. pág. 94 – 97.
[5] Towe, Kenneth, “Los ojos de los trilobites: lentes calcificadas en vivo”, Science – 179, - 1.007 – 1.973.
[6] Ricardo Levi-Setti, “Trilobites: a photographic atlas”. Univ. Chicago Press – 1.975.
[7] Se llama aplanética a una lente con una concavidad tal que todos los rayos luminosos que proceden de un mismo punto, al traspasar la lente van a reunirse en un mismo foco, sin ninguna distorsión ni aberración.
[8] E.N.K. Clarkson, “Invertebrate Paleontology”, Allen and Unwin, Londres, 1.979.
[9] G. Rattray. op. cit. pág. 97 – 100.ç
Semogil 13 de Junio del 2.010 - festividad de San Antonio de Padua.

viernes, 4 de junio de 2010

LOS GRILLOS MUDOS - La evolución en directo



Hace poco un alumno me expuso un caso que le había sido propuesto por un defensor del evolucionismo en una discusión, es una más de los millares de historias de “mutaciones”, adaptaciones y selección natural que solemos encontrarnos. El asunto era el que sigue, transcribo literalmente porque el alumno me hizo la consulta por escrito:
“Los grillos de Kauai, una isla del archipiélago de Hawai, están sufriendo una evolución rápida que les está despojando de su capacidad para hacer “cri-cri”. Al parecer, una mosca localiza a los machos por su canto e introduce en ellos sus larvas, que luego crecen en el interior del pobre grillo y lo matan.
Una “mutación” impide el desarrollo del aparato que los machos normales tienen en las alas. Los grillos portadores de esa “mutación”, poseen alas lisas y son incapaces de producir su característico sonido al frotarlas. La “mutación” era antes muy perjudicial, ya que los machos atraen a las hembras mediante el canto, y un individuo sin “cri-cri” no podía esperar demasiado éxito reproductivo. Pero si un macho no “canta”, las moscas parasitarias no pueden localizarlo.
La “mutación alas lisas”, permite la supervivencia, pero para ser favorecida por la selección natural, debe permitir también la reproducción. ¿Cómo se las han arreglado los machos “mudos” para aparearse?. Según los investigadores ¿?, un comportamiento aparentemente inteligente les ha salvado: los machos “mudos” se sitúan cerca de los pocos machos que aún pueden “cantar” y “asaltan” a las hembras que se acercan atraídas por la señal sexual del pobre cantarín. Por lo que los grillos que se van a extinguir en esa Isla, primero los que pueden hacer “cri-cri” y después los mudos”.
Grillo común, imagen de: http://recuerdosdecabezondelasal.files.wordpress.com

En los libros de evolución y de sociobiología, hay millones de historias como esta, pero tienen un problema, pertenecen al género de la ciencia ficción. Aún dando por supuesto que está sucediendo realmente lo que se relata en esa historia de grillos, para que pueda ser tomada como una evidencia científica de evolución, habría que demostrar seriamente:
- Que desde hace miles de años, no conviven en esa Isla, las moscas, los grillos “cantores” y los grillos “mudos”.
- Que en el genoma del grillo “mudo” existe una “mutación” responsable de que sus alas no produzcan sonido.
- Que las moscas son ciegas, porque si no, también atacarían al grillo “mudo” al acercarse al cantor.
- Que ese grillo “mudo”, tiene ese “espíritu del violador” que se le atribuye, puesto que generalmente es la hembra la que escoge al macho con el que se aparea.
- Que el tiempo de duración del apareamiento del grillo “cantor” con la hembra dura varios días, para poder justificar que el grillo muera antes de “consumarlo” a causa del desarrollo de las larvas de la mosca en su cuerpo (esto es tan absurdo que da risa, pero es imprescindible, puesto que en caso contrario, se reproduciría normalmente y al cabo de unos días moriría; de algo tienen que morir los grillos).

- Qué es lo que hizo el grillo “mudo” para tener descendencia antes de “inventarse” este método del asalto. O en todo caso demostrar que ese espíritu de asalto viene impuesto por la misma “mutación”.
- Que la descendencia del grillo “mudo” no puede hacer “cri-cri”.
- Etc.
He hecho esta crítica igual que podríamos haber hecho otras, pero para la seriedad de este asunto y para que se hagan una idea aproximada de la debilidad de las afirmaciones evolucionistas, ya es suficiente.
Semogil 4 de Junio del 2.010