sábado, 2 de enero de 2010

La fantasía adaptativa


Imagen tomada de: http://sp1.fotolog.com/

Este asunto de la adaptación es de capital importancia para la teoría de la evolución, hasta el punto que algunos autores no dudan en afirmar que Darwin no estudió el origen de las especies, sino el origen de las adaptaciones. [1]
Y siendo tan importante, muchos biólogos no dudan en alinearse con Lewontin y con Gould para decir que “el adaptacionismo es el principal defecto intelectual del darwinismo y de la sociobiología”. [2]
Se entiende por adaptación, según la definición de Endler: la capacidad de un organismo para vivir y reproducirse en un medio determinado.
Por lo tanto, como en la vida y la reproducción de los seres vivos influyen tan ingente cantidad de factores, no es posible medir la adaptación sino es valorando los individuos que sobreviven, de modo que a la pregunta: “¿cuáles son los mejor adaptados?”, la respuesta es: los que sobreviven. Y si preguntamos: “¿cuáles son los que sobreviven?”, la respuesta es: los mejor adaptados. Hay multitud de libros y de artículos científicos que a la postre, sólo dicen: los sobrevivientes son los que sobreviven.
Por lo que los evolucionistas caen en una de las tautologías que los caracterizan. (se dice que una tautología es la repetición inútil o viciosa de un pensamiento expresado de diversos modos).

De tal modo que podemos decir sin ningún quebranto que todos los individuos de todas las especies que viven sobre la tierra están bien adaptados, como lo prueba el hecho de que están vivos. Que es lo mismo que no decir nada.

Los evolucionistas confunden siempre el describir una cosa con demostrarla. Hay miles de descripciones de adaptaciones, pero ni una sola explicación científica de cómo ha tenido lugar, y las cosas no son tan sencillas como a primera vista se puede creer. En todas estas descripciones pseudo-científicas, se cometen dos errores esenciales:
→ El primero es fragmentar un ser vivo en rasgos concretos, una oreja, una pezuña, un color, un ala etc... y considerar el valor adaptativo (para la supervivencia) de ese rasgo, en vez de considerar al ser vivo en su conjunto.
→ El segundo es inventarse una historieta de por qué motivo ese animal tiene ese rasgo determinado y de todas las maravillosas ventajas que ello le ha producido; y si por alguna circunstancia se descubre o demuestra que esa interpretación no es correcta, pues automáticamente se inventa otra. En el fondo, se trata de encontrar una explicación de cualquier detalle de un ser vivo para convertirlo en una prueba de la teoría de la evolución.

Además de lo indicado, hay un asunto más esencial todavía, y es que el propio concepto intelectual de adaptación, contiene (necesita) lo que se llama en lógica: “petición de principio”, es necesario para que el razonamiento sea válido, conceder la certeza de la premisa sobre la que se sustenta el razonamiento. En este caso, hablar de cualquier adaptación, como por ejemplo, decir que las perdices están bien adaptadas al hábitat de los bosques mediterráneos, implica como principio implícito, que antes no lo estaban, que las perdices en tiempos pasados eran fisiológicamente distintas y que ocupaban otros nichos ecológicos, y como eso nadie lo ha demostrado, usar la palabra adaptación, carece de sentido, por lo menos yo me niego mientras no se aporten pruebas inequívocas, a conceder la certeza a ese principio sobre el que se fundamenta el discurso adaptativo.
Todas (y digo todas) las argumentaciones que hablan de adaptaciones, son pues pura literatura, o si se prefiere ciencia-ficción.

Uno de los ejemplos más usados de adaptación. Son los llamados “insecto palo”
En casi todos los libros aparecen fotografiados algunos insectos de la familia Phasmidae, generalmente de los géneros Bacillus, Clonopsis o Clitumnus, con su peculiar aspecto de astilla o ramita. Algunos de ellos, permanecen quietos cuando se sienten en peligro, otros van cambiando su color desde muy oscuro al anochecer, hasta blanquecino o verde según sea el tono predominante que los rodea; e incluso llegan a extender el mimetismo hasta su puesta de huevos que más bien parecen semillas. Con todo ese despliegue, deberían ser abundantísimos, pero las que proliferan predominantemente, son otras especies mucho más “visibles” de su misma familia.
Aún así, es posible verlos, como sabe perfectamente cualquiera que salga por el campo o la montaña con un poco de curiosidad.

Para poder hablar de adaptación, es imprescindible primero, demostrar que sus antepasados no eran como ellos.
Pero aún hay algo que por lo menos da qué pensar. Si se examinan al microscopio los tejidos de estos insectos palo, resulta que es muy difícil saber si lo que estamos viendo es un tejido animal o vegetal, pues sus tejidos, se parecen mucho a una membrana vegetal. ¿Previó también el azar, que sus células fuesen como las células vegetales, para intentar engañar al científico cuando viese el insecto palo al microscopio ?. [3]

[1] Gordon Rattray. “El gran misterio de la evolución” Edit. Planeta -1.983 pág.- 153.
[2] Lewontin, R.C., “Adaptation”, Scientific AMER., 239, 213-230.
[3] R. Chauvin. “Darwinismo, el final de un mito” Edit. Espasa -2.000 - pág. – 99.
A. Sanvisens. “Toda la verdad sobre la evolución” Edit. Ediciones Universitarias 1.996 pág. – 241.
Semogil 2 de Enero del 2.010

2 comentarios:

Daniel Fuentes dijo...

Según expones, las especies adaptadas son aquellas que sobreviven, es decir todas las actuales.

Pero ¿Podrían argumentar los que defienden la adaptación, qué las especies más abundantes estan mejor adaptadas?

Sin embargo, hay especies cuyos individuos son solitarios, o que solo tienen un descendiente en su vida; ¿dirian que estan mejor adaptadas las especies con más individuos? (Estaba pensando en las abejas, que como individuos son muchos, o en los tejos, que en comparación son escasos)


un saludo

Ángel dijo...

Normalmente relacionan el nivel de adaptación con lo que llaman "éxito reproductivo", pero eso sólo tiene algún sentido cuando se comparan seres vivos muy parecidos, porque valorar el índice reproducivo de los mosquitos y de los elefantes, no aporta nada en cuanto a la capacidad de sobrevivir de cada uno de ellos.
Si comparamos dos árboles en una zona, y se ve que la mayoría de árboles jóvenes pertenecen a una de las dos especies, se puede decir que esa especie se reproduce mejor en ese sitio y con ese clima, si la cosa es muy grave. podrías decir que hay una especie que está en peligro de extinción en ese lugar, pero el discurso de la adaptación nunca aporta nada a los datos que tienes, es sólo una manera de hablar, un recurso retórico, sería mucho más científico y útil, hablar de los límites de esa especie. la que se está extinguiendo lo hará porque no puede soportar una sequía estacional muy prolongada, o porque faltan los pájaros necesarios para su conveniente reproducción, o por mil motivos más, definir claramente esos motivos, es importante y es lo propio de la biología, pero soltar el discurso adaptativo no aporta nada y da la impresión de que las especies pueden variar sus límites, cosa que nadie ha demostrado nunca.
El ejemplo de las abejas, es complicado porque parece que la unidad es la colmena, no el individuo. El de los tejos es mejor, evidentemente los tejos se están extinguiendo en nuestra tierra, pero ¿sabemos si antes había muchos?. Es evidente por el registro fósil que árboles que hoy viven en un lugar, en otras épocas vivieron en otras zonas muy distantes. El clima no es estable geograficamente si se consideran largos periodos de tiempo.
Un abrazo.