La pregunta ¿Qué es una especie?, es sin duda el punto más delicado en todo el asunto de dilucidar qué ha pasado con los seres vivos en la Tierra.
Es fácil encontrar cientos de definiciones distintas de lo que una especie es, pero no estamos hablando de cosas, las cuales, pueden ser definidas sencillamente en función de su morfología externa. Estamos hablando de seres vivos, que portan una esencia específica, unos seres vivos que son un compuesto de materia y de algo inmaterial, que les hace ser un perro o una tomatera.
Se que el paradigma evolutivo, está radicalizándose, y como siempre ocurre cuando se han perdido los fundamentos, se está polarizando en los dos extremos, por un lado los taxonomistas no paran de clasificar nuevas especies y subespecies a la menor diferencia morfológica constatable, y por otro lado, están los que defienden sin problemas que todos los seres vivos que han existido y los que existimos en la actualidad, somos la misma especie, para estos, sólo existe una única especie, lo que es lo mismo que decir que no existe ninguna. Esta polarización, por sí sola, es suficiente para poder percibir que el paradigma evolutivo, está agonizando y necesitamos uno nuevo.
Es fácil encontrar cientos de definiciones distintas de lo que una especie es, pero no estamos hablando de cosas, las cuales, pueden ser definidas sencillamente en función de su morfología externa. Estamos hablando de seres vivos, que portan una esencia específica, unos seres vivos que son un compuesto de materia y de algo inmaterial, que les hace ser un perro o una tomatera.
Se que el paradigma evolutivo, está radicalizándose, y como siempre ocurre cuando se han perdido los fundamentos, se está polarizando en los dos extremos, por un lado los taxonomistas no paran de clasificar nuevas especies y subespecies a la menor diferencia morfológica constatable, y por otro lado, están los que defienden sin problemas que todos los seres vivos que han existido y los que existimos en la actualidad, somos la misma especie, para estos, sólo existe una única especie, lo que es lo mismo que decir que no existe ninguna. Esta polarización, por sí sola, es suficiente para poder percibir que el paradigma evolutivo, está agonizando y necesitamos uno nuevo.
El problema más serio cuando queremos hablar de las especies, suele estar cuando intentamos mantener una postura que sea compatible con la de los materialistas, y eso nos lleva a que nos arrastran a su pobre percepción de la realidad.
Pienso que los seres vivos, han de ser abordados en tanto en cuanto lo que son, portadores (miembros) de una esencia específica, seres compuestos de forma inmaterial y materia, lo cual, podemos conocer gracias a la capacidad recibida para poder captar la realidad de las cosas, el don para percibir aquella Luz separada de las tinieblas que está en el origen de todas las cosas.
Puedo entender que desde una postura materialista reduccionista, no se pueda pasar más allá de un límite marcado por lo pesable y lo medible, y por lo tanto no se pueda captar la esencia de los seres vivos, lo que realmente son, ni siquiera es posible desde esa posición, intuirlo ligeramente.
Puedo entender que la metafísica y la biología, son dos campos distintos del saber, y sin embargo, las dos, abordan el estudio del ser vivo, aún así, me resisto a ver un abismo insalvable entre un concepto metafísico de especie y la constatación empírica de la pertenencia o no, de un ser vivo a esa especie, hay que unificar el saber, la fragmentación del saber, y la inversión actual de la justa jerarquía entre ellos, es un desastre de proporciones descomunales.
Imagen de http://depsicologia.com
Por ello, y porque lo necesito para seguir adelante, voy a proponer una definición de especie, que posiblemente más adelante, haya que limar.
Creo que se puede aceptar como especie al conjunto de seres vivos que tienen la misma esencia específica, que corresponden al mismo pensamiento de Dios, y esto hace que presenten parecido morfológico, que (salvo los primeros creados), desciendan de otros seres vivos que les han transmitido esa esencia específica, y que real o potencialmente, sean fecundos entre ellos, y capaces de trasmitir esa esencia específica a sus descendientes, que a su vez, continúan la cadena de fertilidad, la llamada bendición originaria.
No veo un problema insalvable, el poder constatar cuándo esto sucede en la naturaleza, es evidente que no es igual de fácil en todos los casos, pero se puede realizar, y estimo que el límite de la variabilidad morfológica para cada esencia específica, nos viene indicado por la variabilidad que presenten los seres vivos actuales que entren en la definición, corregida por la repercusión sobre esa variabilidad de las condiciones ambientales actuales y pasadas.
Semogil 21 de Diciembre del 2.009
4 comentarios:
Me parece un buen intento para esclarecer el barullo de las especies, pero......
Me da la impresión de que para poder "concretar" una esencia específica, no tenemos más remedio que recurrir a la materia y su morfología.(De la metafisica a la materia)
Y al mismo tiempo para poder "delimitar" los aspectos morfológicos, recurrimos a la metafísica (De la materia a la metafísisca)
¿No nos deja esto en un circulo de palabras?
un saludo
Por otro lado, yo creía que la esencia específica de los seres la otorgaba Dios y no los progenitores. Los progenitores ponen la materia y Dios lo inmaterial, la esencia. ¿No?
un saludo
"La esencia de los seres vivos nos es desconocida", escribió Santo Tomás. La esencia específica es el pensamiento de Dios, y nosotros somos cristuras. Sólo podemos acercarnos hasta donde nos lo permitan nuestro intelecto y la intuición espiritual. Sabiendo esto, hay que afirmar que la Luz vino al mundo.
Dices con razón que tu comentario es un círculo de palabras, es filosofía, si lo aplicasemos a una especie concreta, adoptaría un aspecto más perceptible por los sentidos. Estás diciendo que para poder acercarnos a lo que un ser vivo realmente es, hay que abordarlo desde varios aspectos.
No estoy por el momento en condiciones de intentar una definición concreta, sigo trabajando con lo de los abetos, pero necesito más tiempo.
Santo Tomás,(acompañando o matizando, según el caso, a Aristóteles), defiende que tanto los seres con alma vegetativa, como los dotados con alma sensitiva (plantas y animales)reciben ese alma de sus progenitores. Y sólo el hombre, recibe individualmente su alma espiritual de Dios.
Esto es un tema, muy, muy importante, y para tratarlo bien, hace falta rezar más, estudiar más y observar más.
Un abrazo.
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