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Para poder narrar la historia de la vida en la Tierra, no han bastado los pisos determinados por la geología tradicional, no era suficiente decir que los dinosaurios vivían en el Jurásico, o que se extinguieron en el paso del Cretácico al Paleoceno. Surge la pregunta: ¿Pero exactamente cuántos años hace?. La ciencia debe intentar dar respuesta, si es que ello es posible, a esta curiosidad que es natural.
Pero la cosa ha llegado a ser de una importancia decisiva una vez que se ha empezado a poner número de años a momentos concretos, sobre todo en el momento en el que empiezas a plantear quién desciende de quién, la fecha en que cada fósil vivió, se convierte en algo más que importante, prácticamente decisivo.
En ese marco, -al que hay que añadir la perentoria necesidad de los evolucionistas, de que la edad de la tierra fuese inmensamente larga, para que hubiese transcurrido el tiempo necesario para pasar desde un charco, hasta usted que está leyendo esto, por el preciso método de “ir probando al azar”-; en ese marco decíamos, es como surgen los métodos de datación absoluta, de los que casi nadie sabe nada, pero cuyos resultados todo el mundo usa como prueba.
No vamos a repasar todos los métodos, porque son muchos y en el fondo todos adolecen de los mismos defectos. Veamos como ejemplo el más conocido:
SOBRE EL MÉTODO DEL CARBONO 14:
Este método de datación absoluta, [1] se basa en que los seres vivos tienen carbono en todas sus biomoléculas y hasta en el colágeno de los huesos. Pero ese carbono, no es todo igual, lo normal es que el carbono sea el llamado carbono 12, aunque resulta que en las capas altas de la atmósfera, los rayos cósmicos transforman el nitrógeno 14 en una variedad de carbono a la que se llama carbono 14. [2]
Este isótopo del carbono presente en la atmósfera, entra a formar parte de los seres vivos. Cuando una planta o un animal mueren, ya no entra más carbono 14 a formar parte de sus biomoléculas; a partir del momento de su muerte, el carbono 14 de su cuerpo sigue emitiendo partículas subatómicas, para ir convirtiéndose poco a poco en carbono 12.
La cantidad de carbono 14 presente en un cuerpo en el momento de la muerte, se reduce a la mitad aproximadamente cada 5.700 años, por lo que midiendo la cantidad de radiactividad que desprende un resto orgánico, podemos estimar la cantidad de carbono 14 que le queda, y con ello, saber cuánto tiempo hace que murió. [3]
Todo esto suena muy bonito y muy científico, y que conste que no dudo en absoluto de que han hecho aparatos capaces de medir con relativa exactitud la cantidad de radiación que emite un cuerpo. Pero pretender que aceptemos que es un valor absoluto (preciso, exacto) el número de años con el que ellos datan, con este método, un resto fósil, es tomarnos por ingenuos. Porque:
Es falso que la cantidad de carbono 14 haya sido estable a lo largo de las eras geológicas, porque el campo electromagnético de la tierra se va debilitando poco a poco, y tiene un efecto decisivo como escudo para la penetración en la atmósfera de las radiaciones cósmicas. [4]
Es falso que la cantidad de carbono 14 existente en la atmósfera sea constante, no sólo porque varía la radiación cósmica en los dos hemisferios y según la latitud y las épocas del año, sino porque la actividad solar no es constante, tiene sus ciclos plurianuales con momentos de máxima actividad. campo de trigo. Imagen de: www.oviedo.correo.es
Es falso que todos los seres vivos tengamos en nuestro interior la misma cantidad de carbono 14. Ahora sabemos por ejemplo que en el trigo, el contenido en isótopos del carbono, varía según consideremos la paja o el grano. Por lo que la estimación de la cantidad de carbono 14 que un ser vivo tiene al morir, no puede hacerse. También sabemos que el contenido en isótopos de carbono, varía de los árboles a las plantas. [5]
La cantidad de isótopos de carbono varía en las plantas y en el suelo según las épocas de lluvia o de sequía. [6]
La producción de carbono 14 es en la actualidad más elevada que en el pasado.[7]
Nadie puede determinar la cantidad exacta de carbono 14 que tiene un ser vivo al morir, y además nadie ha estado 5.700 años esperando para medir y comprobar que pasado ese tiempo, queda la mitad del carbono 14 que ese ser tenía al morir.
Nadie puede demostrar que la velocidad de transformación del carbono 14 en carbono 12 es constante independientemente de la cantidad de isótopos que existan.
Hay otros muchos elementos isotópicos en la naturaleza y en los seres vivos, por lo que al hacer el análisis no se puede delimitar qué porcentaje de radiación corresponde al carbono 14, y cuál al resto de ellos.
Son muy escasos los restos con los que podría hacerse esta prueba del carbono 14, aún suponiendo que el resto de los argumentos fuesen ciertos (que no lo son), y es que los restos no pueden haber estado, desde la muerte del individuo, en contacto con el agua subterránea, el agua de lluvia, las raíces de los árboles, en contacto con polen, ni siquiera en contacto con el aire. En cualquiera de estos contactos, se incorporaría nuevo carbono 14 a la muestra y la datación sería errónea.
Con todo esto, ¿Cómo pueden creerse el carácter absoluto de las dataciones por el carbono 14?.
[1] Se les puso este adjetivo, para distinguirlos de las estimaciones de los geólogos que basadas en las rocas y los fósiles, eran relativos. Cuando uno ve cómo son esos métodos absolutos, uno se pregunta ¿Qué significa para ellos la palabra absoluto?.
[2] Por supuesto que nadie ha visto el carbono 14, pero se deduce su existencia por pruebas indirectas. El caso es que se acepta que este isótopo del carbono, en vez de tener 12 neutrones por átomo, tiene 14. Y también se acepta que es inestable, y poco a poco va despidiendo esos neutrones que tiene de más, para volver a ser carbono 12.
[3] Puede encontrarse una explicación detallada de este método y de otros bastante usados en – Stringer “La Evolución humana” p. 31.
[4] Bloxham, J. y Gubbins, D. “La evolución del campo magnético terrestre”. Investigación y Ciencia – 161, 1.990, p. 2.
[5] Quade, J. et al. “Late Miocene environement change in Nepal and the norteen Indian subcontinent – stable isotopic evidence from paleosols” – Geological Soc. of America Bullt. – 107 – 12; 1.995; p. 1.381 – 1.397.
[6] http//homepage,mac.com/uriarte/carbono 13, html.
[7] Fairhall, A.W. y Young, J.A. “Radinucleids in the Environement” Avances en química. vol 93; p. 402.
Para poder narrar la historia de la vida en la Tierra, no han bastado los pisos determinados por la geología tradicional, no era suficiente decir que los dinosaurios vivían en el Jurásico, o que se extinguieron en el paso del Cretácico al Paleoceno. Surge la pregunta: ¿Pero exactamente cuántos años hace?. La ciencia debe intentar dar respuesta, si es que ello es posible, a esta curiosidad que es natural.
Pero la cosa ha llegado a ser de una importancia decisiva una vez que se ha empezado a poner número de años a momentos concretos, sobre todo en el momento en el que empiezas a plantear quién desciende de quién, la fecha en que cada fósil vivió, se convierte en algo más que importante, prácticamente decisivo.
En ese marco, -al que hay que añadir la perentoria necesidad de los evolucionistas, de que la edad de la tierra fuese inmensamente larga, para que hubiese transcurrido el tiempo necesario para pasar desde un charco, hasta usted que está leyendo esto, por el preciso método de “ir probando al azar”-; en ese marco decíamos, es como surgen los métodos de datación absoluta, de los que casi nadie sabe nada, pero cuyos resultados todo el mundo usa como prueba.
No vamos a repasar todos los métodos, porque son muchos y en el fondo todos adolecen de los mismos defectos. Veamos como ejemplo el más conocido:
SOBRE EL MÉTODO DEL CARBONO 14:
Este método de datación absoluta, [1] se basa en que los seres vivos tienen carbono en todas sus biomoléculas y hasta en el colágeno de los huesos. Pero ese carbono, no es todo igual, lo normal es que el carbono sea el llamado carbono 12, aunque resulta que en las capas altas de la atmósfera, los rayos cósmicos transforman el nitrógeno 14 en una variedad de carbono a la que se llama carbono 14. [2]
Este isótopo del carbono presente en la atmósfera, entra a formar parte de los seres vivos. Cuando una planta o un animal mueren, ya no entra más carbono 14 a formar parte de sus biomoléculas; a partir del momento de su muerte, el carbono 14 de su cuerpo sigue emitiendo partículas subatómicas, para ir convirtiéndose poco a poco en carbono 12.
La cantidad de carbono 14 presente en un cuerpo en el momento de la muerte, se reduce a la mitad aproximadamente cada 5.700 años, por lo que midiendo la cantidad de radiactividad que desprende un resto orgánico, podemos estimar la cantidad de carbono 14 que le queda, y con ello, saber cuánto tiempo hace que murió. [3]
Todo esto suena muy bonito y muy científico, y que conste que no dudo en absoluto de que han hecho aparatos capaces de medir con relativa exactitud la cantidad de radiación que emite un cuerpo. Pero pretender que aceptemos que es un valor absoluto (preciso, exacto) el número de años con el que ellos datan, con este método, un resto fósil, es tomarnos por ingenuos. Porque:
Es falso que la cantidad de carbono 14 haya sido estable a lo largo de las eras geológicas, porque el campo electromagnético de la tierra se va debilitando poco a poco, y tiene un efecto decisivo como escudo para la penetración en la atmósfera de las radiaciones cósmicas. [4]
Es falso que la cantidad de carbono 14 existente en la atmósfera sea constante, no sólo porque varía la radiación cósmica en los dos hemisferios y según la latitud y las épocas del año, sino porque la actividad solar no es constante, tiene sus ciclos plurianuales con momentos de máxima actividad. campo de trigo. Imagen de: www.oviedo.correo.es
Es falso que todos los seres vivos tengamos en nuestro interior la misma cantidad de carbono 14. Ahora sabemos por ejemplo que en el trigo, el contenido en isótopos del carbono, varía según consideremos la paja o el grano. Por lo que la estimación de la cantidad de carbono 14 que un ser vivo tiene al morir, no puede hacerse. También sabemos que el contenido en isótopos de carbono, varía de los árboles a las plantas. [5]
La cantidad de isótopos de carbono varía en las plantas y en el suelo según las épocas de lluvia o de sequía. [6]
La producción de carbono 14 es en la actualidad más elevada que en el pasado.[7]
Nadie puede determinar la cantidad exacta de carbono 14 que tiene un ser vivo al morir, y además nadie ha estado 5.700 años esperando para medir y comprobar que pasado ese tiempo, queda la mitad del carbono 14 que ese ser tenía al morir.
Nadie puede demostrar que la velocidad de transformación del carbono 14 en carbono 12 es constante independientemente de la cantidad de isótopos que existan.
Hay otros muchos elementos isotópicos en la naturaleza y en los seres vivos, por lo que al hacer el análisis no se puede delimitar qué porcentaje de radiación corresponde al carbono 14, y cuál al resto de ellos.
Son muy escasos los restos con los que podría hacerse esta prueba del carbono 14, aún suponiendo que el resto de los argumentos fuesen ciertos (que no lo son), y es que los restos no pueden haber estado, desde la muerte del individuo, en contacto con el agua subterránea, el agua de lluvia, las raíces de los árboles, en contacto con polen, ni siquiera en contacto con el aire. En cualquiera de estos contactos, se incorporaría nuevo carbono 14 a la muestra y la datación sería errónea.
Con todo esto, ¿Cómo pueden creerse el carácter absoluto de las dataciones por el carbono 14?.
[1] Se les puso este adjetivo, para distinguirlos de las estimaciones de los geólogos que basadas en las rocas y los fósiles, eran relativos. Cuando uno ve cómo son esos métodos absolutos, uno se pregunta ¿Qué significa para ellos la palabra absoluto?.
[2] Por supuesto que nadie ha visto el carbono 14, pero se deduce su existencia por pruebas indirectas. El caso es que se acepta que este isótopo del carbono, en vez de tener 12 neutrones por átomo, tiene 14. Y también se acepta que es inestable, y poco a poco va despidiendo esos neutrones que tiene de más, para volver a ser carbono 12.
[3] Puede encontrarse una explicación detallada de este método y de otros bastante usados en – Stringer “La Evolución humana” p. 31.
[4] Bloxham, J. y Gubbins, D. “La evolución del campo magnético terrestre”. Investigación y Ciencia – 161, 1.990, p. 2.
[5] Quade, J. et al. “Late Miocene environement change in Nepal and the norteen Indian subcontinent – stable isotopic evidence from paleosols” – Geological Soc. of America Bullt. – 107 – 12; 1.995; p. 1.381 – 1.397.
[6] http//homepage,mac.com/uriarte/carbono 13, html.
[7] Fairhall, A.W. y Young, J.A. “Radinucleids in the Environement” Avances en química. vol 93; p. 402.
Semogil 26 de Febrero del 2.010
3 comentarios:
Según estudios recientes [1] la producción de C14 se ha incrementado en los últimos tiempos debido al debilitamiento del campo magnético terrestre. Este efecto, que no había sido tenido en cuenta, distorsiona el método de datación estándar. Por otra parte,
Una inundación global (diluvio) , así como habría destruido casi toda la vida animal y vegetal, podría no haber afectado a la producción de C14 en la atmósfera. Y como consecuencia habría aumentado considerablemente el nivel relativo C14/C12 en la época post-diluvial. El ignorar estos factores lleva a los evolucionistas a hacer estimaciones (con el método del C14) de mayores edades que lo que realmente son.
NOTA: [1] Para más información consultar:
http://www.christiananswers.net/q-aig/aig-c007.html
Yo no creo en la evolucion y por eso estuve investigando.....y me vino una pregunta por alli decia que el carbono 14 al contacto con el oxigeno formaba CO2 ,entonces como es posible detectar el ¿carbono 14 si al instante se transforma en CO2?
creo que estan entregando opiniones sin estudiar quimica, fisica ni biologia, ya que para determinar la vida media de desintegracion de un atomo, hay una formula matematica provada, ademas esta provado experimentalmente cuanto se demora en decaer un isotopo de un atomo determinado.
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