lunes, 22 de febrero de 2010

LOS DÍAS DE LA CREACIÓN Y II

Continuando con el primer día del relato de la Creación, ya vimos la creación del tiempo, del espacio y de la materia-energía desde la nada, después viene un fragmento difícil de interpretar, el pasaje dice: “la tierra era caos y confusión, las tinieblas cubrían la faz del abismo, el espíritu (soplo) de Elohim aleteaba sobre la superficie de las aguas”.
Podría verse en este fragmento una descripción de la situación inmediata previa a la primera forma creada, podría entreverse una alusión a los cuatro elementos de los antiguos, por este orden: el elemento tierra, como caos y confusión; el elemento fuego como el espíritu de Dios, el soplo que da el ser, el calor de la vida; el elemento aire, por el medio en el que aletea el soplo divino; y el elemento agua en la parte inferior. Esto es sólo una alusión, que habría que madurar con más detenimiento.[1]
Existían las tinieblas que cubrían la faz del abismo. “Y dijo Elohim: Haya Luz, y hubo luz. Vio Elohim que la luz era buena, y separó Elohim la luz de las tinieblas; y llamó Elohim a la luz “día” y a las tinieblas llamó “noche”. Y atardeció y amaneció: día primero”.
Esa Luz creada el primer día, no es la luz del sol, tampoco es el resplandor de la Luna, ni es el brillo de las estrellas, todos ellos, aún no han sido creados.
Esa Luz creada el primer día es la inteligibilidad de su creación, es la sabiduría que va a iluminar toda su creación, y de la cual podemos participar sus criaturas preferidas (los ángeles[2] y los hombres); es esa Luz a la que se refiere San Juan cuando dice: “La Luz vino al mundo y el mundo prefirió las tinieblas”. Es en algún modo la posibilidad de que algunas de sus criaturas puedan llegar a conocer su voluntad, la voluntad de Dios, esa es la Luz creada al principio.
“Y separó Elohim la Luz de las tinieblas”. Después de esa Luz que permite a algunas de sus criaturas conocer su voluntad y la bondad de la Creación, Dios crea la libertad, la posibilidad de que sus criaturas opten voluntariamente por no querer vivir en la voluntad de Dios, eso son las tinieblas.
Primer versñiculo del Génesis, texto hebreo puntuado por los masoretas, la segunda palabra empezando por la izquierda en el último renglón, la de tres letras, es la palabra "día".
A esa Luz llama día, y a las tinieblas llama noche, ambos, día y noche naturales, cuando sean materialmente creados (cuando la tierra tenga su forma y el sol la suya, y ambos su movimiento, y se sucedan temporalmente el día y la noche) serán imagen sensible de la otra realidad mucho más trascendente.[3]
Y el fragmento final: “atardeció y amaneció: día primero”, puede significar una alusión a que esas tinieblas de la noche, de la caída, no permanecen, después de la separación de Luz y tinieblas que implica la libertad, la opción de las tinieblas, de la noche, no es perpetua, con el nuevo amanecer, viene de nuevo la Luz. Es un broche de misericordia y esperanza en este primer día.
Entendido este primer versículo en esta clave, no se tiene ningún argumento para pensar que se trata de un periodo de 24 horas, pudo haber durado un instante o cualquier otro intervalo de tiempo, pero ahora, ya me decanto más por la interpretación de San Agustín, ese término día -por lo menos en lo que respecta al primer día-, se refiere al conocimiento de la mente angélica.
[1] Para más información sobre estos cuatro elementos primordiales, ver Tomás de Aquino “Comentario al libro de Aristóteles sobre la generación y la corrupción. Los principios de la naturaleza” Lección II y III. Edit. Eunsa 2.005.
[2] Indico ángeles en sentido general, incluyendo los nueve coros celestiales: Serafines querubines etc…
[3] Se puede ver una entrada interesante sobre este primer día pinchando en el enlace recomendado de espacioblog, allí, en el blog ¿sexto sello? De Emilio Saura, pinchar en más tags y después pinchar en Luz, la entrada se llama “Sobre los días de la creación – I”.
Semogil 22 de Febrero del 2.010

2 comentarios:

JuanC dijo...

La ‘luz’ del primer día es uno de los aspectos más discutidos del Génesis. Tanto para los modernos como para los antiguos exegetas, incluso entre los padres de la Iglesia hay disparidad de opiniones. La razón es que el sol y el resto de estrellas no fueron creadas hasta el cuarto día, y los hombres tendemos a pensar que la luz es un efecto producido por otros cuerpos (estrellas, fuego, etc). Es como decir ¿qué fue antes el fuego o la luz de éste?. Todo el mundo considera 1º el fuego..., sin embargo por lógica puede haber luz sin fuego (pero no al contrario). Tú enciendes una cerilla y hay luz, la cerilla se apaga, pero la luz sigue viajando por el espacio a velocidad c durante eones, cuando ya no hay fuego. En definitiva, Dios creó ‘luz’ y ésta –al parecer- comenzó a alejarse de la tierra (a velocidad c?), pero como el firmamento con todo su contenido, gira una revolución cada 24 horas, siempre habría un hemisferio iluminado con esta luz, formando el ‘día’, en el otro habría ‘noche’. Claro que esta luz, al alejarse, sería cada vez más débil, pero ya en el 4º, Dios creó el Sol. Hay razonamientos agudísimos de sto. Tomás, san Basilio y otros al respecto: «si no hubiera luz, lo creado en los 3 primeros días no podría ser percibido», «la primera vez que se utiliza un término (i.e. “luz”, “día”) no puede utilizarse en sentido metafórico» etc. La mayoría de los Padres piensan que Dios creo una luz física el primer día, aunque no podamos especificar su naturaleza.

Ángel dijo...

Desde luego que la Luz creada el primer día no es algo metafórico, es algo tan real y tangible como el resto del Mundo, es más, pertenece a lo que "no pasará",
Y sobre si es una luz física, tenemos el caso de Moises cuando bajó del Sinai, después de su encuentro con YHWH, su rostro despedía realmente luz, un resplandor que los israelitas podían captar con sus ojos, lo que hizo que se mostrase al pueblo con un velo porque los atemorizaba.
Esto mismo aparece en la aureola que nimba la cabeza de los santos, y permanece como una costante en todas las visiones de Cristo o de sus ángeles, el resplandor (perceptible por los ojos) que les acompaña.
El hecho de que no podamos cotidianamente captar esa Luz, puede estar más relacionado con nuestra naturaleza caida que con la propia naturaleza de esa Luz.
Evidentemente todo esto está en un campo digamos de momento poco "científico", pero no es irracional.
Si estoy errado en la interpretación que he hecho del primer versículo del Génesis, espero corrección.
Gracias por el comentario.