Caballo pura sangre andaluz. Imagen de: www.veoverde.com
Dibujo de la supuesta evolución de los dedos de la pata de los caballos. [3] Hasta aquí, todo muy bien, éste es posiblemente el ejemplo común en todos los libros sobre evolución que puedan encontrar, posiblemente porque no tengan otro como éste. Pero resulta que nuevamente hay algunas cosas de las que muy pocos se atreven a hablar, por ejemplo:
Resulta que el primer eslabón de esa serie construida por Marsh, y que el llamó Eohippus (caballo del Eoceno), ya había sido con anterioridad encontrado fósil en Inglaterra con el nombre que lleva en el dibujo: Hyracotherium; [4] su nombre proviene del griego hyrax-akos = ratón, roedor; y de thèrion = animal. Con ello ya se pueden hacer ustedes una idea de cómo era nuestro primer caballo, de unos cincuenta centímetros de altura, a los paleontólogos ingleses que lo encontraron, evidentemente les recordó a algo como un castor o una marmota pero con las patas un poco más largas. En todos los libros aparece encabezando esta clasificación, pero no he encontrado ningún trabajo que desde 1.878 haya encontrado otras razones científicas para poner a este pequeño roedor a la cabeza de la genealogía de los caballos, salvo que tenía cuatro dedos. También las llamas sudamericanas son artiodáctilos[5] y se parecen más al caballo que nuestro pequeño roedor pero nadie se ha fijado en ellas, posiblemente porque siguen vivas.
Resulta además, que ese pequeño “caballo” del Eoceno, parece seguir vivo: “ es un tímido animal del tamaño de una zorra llamado damán, que anda corriendo en la maleza africana”.[6]
Una Daman con su cría. Imagen de: www.fotonatura.org
Por lo que podemos observar en este caso de la evolución de los caballos, parece que se trata principalmente de un caso de braquidactilia.[7] Todos nosotros conocemos a alguna persona que tiene alguno o todos los dedos de una mano o de un pie como “pequeños muñones”, como si no se hubiesen desarrollado. ¿ Alguno de ustedes ha pensado alguna vez que esa persona por “faltarle” algún dedo, era un ser vivo de otra especie distinta de la humana?.
Hoy día, sobre todo en las poblaciones de caballos semi-salvajes, suelen nacer caballos con tres dedos, con los huesos del pie semejantes al tipo Merychippus que supuestamente fue otra especie que vivió hace millones de años. [8] Deberían explicar esto los evolucionistas: ¿cómo una pareja de caballos de la especie Equus, pueden tener descendientes de su misma especie, y a veces, sus descendientes, pertenecer a otra especie extinguida hace millones de años?.
En el noroeste del estado de Oregón, fueron encontrados en el mismo estrato restos de Mercychippus (de tres dedos), con restos de Pliohippus (de un dedo). [9]
Y aunque ya es suficiente con lo dicho, hay que remarcar que esa serie evolutiva está construida por Marsh con restos fósiles incompletos que no han podido ser datados en el yacimiento; y que después de él, en 1.951 Simpson escribió su libro “Horses” (caballos) en el que intenta hacer una relación entre la evolución de los caballos en América del Norte y en Europa, usando los datos anteriores, sin precisar unos hallazgos posteriores que confirmen esa “línea evolutiva”. [10] Ello ha llevado a G. Rattray a escribir: “ Pero quizá la debilidad más seria que tiene el darwinismo es que los paleontólogos no hayan podido encontrar filogenias convincentes o series de organismos que sirvan para demostrar un gran cambio evolutivo. Naturalmente, muchos organismos no se habrán fosilizado o habrán sido destruidos más tarde, ¿pero no podrían haberse conservado una o dos muestras?. Suele citarse el caballo como el único ejemplo completo. Pero la realidad es que la línea que va desde el Eohippus al Equus es muy irregular. Se dice que muestra un progresivo aumento de tamaño de los animales, pero la verdad es que alguna de las variantes no eran más grandes, sino más pequeñas que Eohippus. Con muestras procedentes de distintos yacimientos, puede formarse una serie que parece convincente, aunque no hay pruebas de que ése fuera el orden real que siguieron esas formas en el tiempo. –La filogenia sigue siendo la tarea no completada de la biología- dice el profesor Hanson”. [11]
[1] Buffetaut. Éric, “fósiles y hombres” R.B.A. 1.993. pág: 211 y 212.
[2] Buffetaut. Éric, op. cit. pág: 256 – 258.
[3] Pueden encontrarse dibujos semejantes en:
Ana Alcalde y otros. “Biología y geología” 4º -ESO. Edt. SM 2.003. pág. 63.
Ayala F. J. “La teoría de la evolución”. Edit. Temas de Hoy. 1.994. pág. 48 – 49.
G. Rattray. ·El gran misterio de la evolución" pág. 114 – 115. etc. etc.
[4] Este es un caso inaudito, en el que en vez de respetar el nombre que le puso su descubridor, se lo cambien para que coincida mejor con sus fantasías evolucionistas.
[5] Se llama así a los animales que tienen un número par de dedos.
[6] Hitching, F. “The Neck of the Giraffe, Where Darwin Went Wrong” Ticknor and Fields, New
[7] Se llama así cuando un ser tiene algunos dedos muy cortos. Está asociada (parece ser), a alelos dominantes.
[8] Marsh, O.C., “Recent polydactyle horses” American Journal of Science 43, 1.892 p. 339 – 354.
G. Rattray. op. cit. pág. 17.
[9] Duane Gish, “Evolution: The fossils still say no”. IFCR, el Cahon, CA, USA, 1.995 , p.187 - 197
[10] P- Grassé. "La evolución de lo viviente" pág: 73 – 75.
[11] G. Rattray. op. cit. pág: 218. y también Hanson. E. Qtly Rev. Biol. 1.966. nº 41: 1 – 12.
■ Sobre la evolución de los caballos:
La cosa, como no, viene de los primeros tiempos del darwinismo. Fue el activista político ruso Vladimir Kovalevskí (1.842 – 1.883) quien, tras visitar a Darwin en Inglaterra en 1.866, se hizo evolucionista antes de hacerse paleontólogo. Con la ayuda de los restos fósiles conservados en las colecciones de París, reconstruyó la primera línea evolutiva del caballo. Para él, la sucesión de especies era: Palaeotherium, - Anchitherium – Mercychippus – Hypparion y Equus (el caballo actual). Él explicó que la reducción de los dedos laterales de los caballos se debía a la adaptación y la competición entre ellos. [1]
Casi al mismo tiempo, el paleontólogo norteamericano Othniel Charles Marsh (1.831 – 1.899) encontró en Nebraska en 1.868 unos cuantos fósiles de caballo. Ello le llevó a interesarse por los restos de este animal, hasta que en 1.876 hizo otra línea evolutiva del caballo, que claro está, estaba basada en los fósiles norteamericanos y se diferenciaba sustancialmente de la establecida por Kovaleski con los fósiles europeos. Pero Marsh, no se conformó con los caballos fósiles que ya tenía, sino que comenzó a buscar un antecesor de los que ya había encontrado . Y en algunos meses encontró en la inmensidad del continente americano justo el fósil que necesitaba y que nadie había encontrado antes. (hay paleontólogos hábiles sin duda). A este nuevo antepasado de los caballos que encontró en los estratos del Eoceno inferior, le llamó Eohippus, con él, construyó la línea evolutiva de los caballos que hoy día podemos encontrar en casi todos los libros de texto con sus maravillosos dibujos.[2]
Esta “línea evolutiva” presenta una progresiva reducción del número de dedos de las patas de los caballos, y un progresivo aumento del tamaño de los molares. Esto se interpreta como un paso de la alimentación ramoneando en los arbustos a pastar en las praderas, y a una progresiva selección de aquellos caballos que podían correr más velozmente.
Supuesta evolución de los caballos. Imagen de http://usuarios.multinania.esLa cosa, como no, viene de los primeros tiempos del darwinismo. Fue el activista político ruso Vladimir Kovalevskí (1.842 – 1.883) quien, tras visitar a Darwin en Inglaterra en 1.866, se hizo evolucionista antes de hacerse paleontólogo. Con la ayuda de los restos fósiles conservados en las colecciones de París, reconstruyó la primera línea evolutiva del caballo. Para él, la sucesión de especies era: Palaeotherium, - Anchitherium – Mercychippus – Hypparion y Equus (el caballo actual). Él explicó que la reducción de los dedos laterales de los caballos se debía a la adaptación y la competición entre ellos. [1]
Casi al mismo tiempo, el paleontólogo norteamericano Othniel Charles Marsh (1.831 – 1.899) encontró en Nebraska en 1.868 unos cuantos fósiles de caballo. Ello le llevó a interesarse por los restos de este animal, hasta que en 1.876 hizo otra línea evolutiva del caballo, que claro está, estaba basada en los fósiles norteamericanos y se diferenciaba sustancialmente de la establecida por Kovaleski con los fósiles europeos. Pero Marsh, no se conformó con los caballos fósiles que ya tenía, sino que comenzó a buscar un antecesor de los que ya había encontrado . Y en algunos meses encontró en la inmensidad del continente americano justo el fósil que necesitaba y que nadie había encontrado antes. (hay paleontólogos hábiles sin duda). A este nuevo antepasado de los caballos que encontró en los estratos del Eoceno inferior, le llamó Eohippus, con él, construyó la línea evolutiva de los caballos que hoy día podemos encontrar en casi todos los libros de texto con sus maravillosos dibujos.[2]
Esta “línea evolutiva” presenta una progresiva reducción del número de dedos de las patas de los caballos, y un progresivo aumento del tamaño de los molares. Esto se interpreta como un paso de la alimentación ramoneando en los arbustos a pastar en las praderas, y a una progresiva selección de aquellos caballos que podían correr más velozmente.
Dibujo de la supuesta evolución de los dedos de la pata de los caballos. [3] Hasta aquí, todo muy bien, éste es posiblemente el ejemplo común en todos los libros sobre evolución que puedan encontrar, posiblemente porque no tengan otro como éste. Pero resulta que nuevamente hay algunas cosas de las que muy pocos se atreven a hablar, por ejemplo:
Resulta que el primer eslabón de esa serie construida por Marsh, y que el llamó Eohippus (caballo del Eoceno), ya había sido con anterioridad encontrado fósil en Inglaterra con el nombre que lleva en el dibujo: Hyracotherium; [4] su nombre proviene del griego hyrax-akos = ratón, roedor; y de thèrion = animal. Con ello ya se pueden hacer ustedes una idea de cómo era nuestro primer caballo, de unos cincuenta centímetros de altura, a los paleontólogos ingleses que lo encontraron, evidentemente les recordó a algo como un castor o una marmota pero con las patas un poco más largas. En todos los libros aparece encabezando esta clasificación, pero no he encontrado ningún trabajo que desde 1.878 haya encontrado otras razones científicas para poner a este pequeño roedor a la cabeza de la genealogía de los caballos, salvo que tenía cuatro dedos. También las llamas sudamericanas son artiodáctilos[5] y se parecen más al caballo que nuestro pequeño roedor pero nadie se ha fijado en ellas, posiblemente porque siguen vivas.
Resulta además, que ese pequeño “caballo” del Eoceno, parece seguir vivo: “ es un tímido animal del tamaño de una zorra llamado damán, que anda corriendo en la maleza africana”.[6]
Una Daman con su cría. Imagen de: www.fotonatura.org
Por lo que podemos observar en este caso de la evolución de los caballos, parece que se trata principalmente de un caso de braquidactilia.[7] Todos nosotros conocemos a alguna persona que tiene alguno o todos los dedos de una mano o de un pie como “pequeños muñones”, como si no se hubiesen desarrollado. ¿ Alguno de ustedes ha pensado alguna vez que esa persona por “faltarle” algún dedo, era un ser vivo de otra especie distinta de la humana?.
Hoy día, sobre todo en las poblaciones de caballos semi-salvajes, suelen nacer caballos con tres dedos, con los huesos del pie semejantes al tipo Merychippus que supuestamente fue otra especie que vivió hace millones de años. [8] Deberían explicar esto los evolucionistas: ¿cómo una pareja de caballos de la especie Equus, pueden tener descendientes de su misma especie, y a veces, sus descendientes, pertenecer a otra especie extinguida hace millones de años?.
En el noroeste del estado de Oregón, fueron encontrados en el mismo estrato restos de Mercychippus (de tres dedos), con restos de Pliohippus (de un dedo). [9]
Y aunque ya es suficiente con lo dicho, hay que remarcar que esa serie evolutiva está construida por Marsh con restos fósiles incompletos que no han podido ser datados en el yacimiento; y que después de él, en 1.951 Simpson escribió su libro “Horses” (caballos) en el que intenta hacer una relación entre la evolución de los caballos en América del Norte y en Europa, usando los datos anteriores, sin precisar unos hallazgos posteriores que confirmen esa “línea evolutiva”. [10] Ello ha llevado a G. Rattray a escribir: “ Pero quizá la debilidad más seria que tiene el darwinismo es que los paleontólogos no hayan podido encontrar filogenias convincentes o series de organismos que sirvan para demostrar un gran cambio evolutivo. Naturalmente, muchos organismos no se habrán fosilizado o habrán sido destruidos más tarde, ¿pero no podrían haberse conservado una o dos muestras?. Suele citarse el caballo como el único ejemplo completo. Pero la realidad es que la línea que va desde el Eohippus al Equus es muy irregular. Se dice que muestra un progresivo aumento de tamaño de los animales, pero la verdad es que alguna de las variantes no eran más grandes, sino más pequeñas que Eohippus. Con muestras procedentes de distintos yacimientos, puede formarse una serie que parece convincente, aunque no hay pruebas de que ése fuera el orden real que siguieron esas formas en el tiempo. –La filogenia sigue siendo la tarea no completada de la biología- dice el profesor Hanson”. [11]
[1] Buffetaut. Éric, “fósiles y hombres” R.B.A. 1.993. pág: 211 y 212.
[2] Buffetaut. Éric, op. cit. pág: 256 – 258.
[3] Pueden encontrarse dibujos semejantes en:
Ana Alcalde y otros. “Biología y geología” 4º -ESO. Edt. SM 2.003. pág. 63.
Ayala F. J. “La teoría de la evolución”. Edit. Temas de Hoy. 1.994. pág. 48 – 49.
G. Rattray. ·El gran misterio de la evolución" pág. 114 – 115. etc. etc.
[4] Este es un caso inaudito, en el que en vez de respetar el nombre que le puso su descubridor, se lo cambien para que coincida mejor con sus fantasías evolucionistas.
[5] Se llama así a los animales que tienen un número par de dedos.
[6] Hitching, F. “The Neck of the Giraffe, Where Darwin Went Wrong” Ticknor and Fields, New
[7] Se llama así cuando un ser tiene algunos dedos muy cortos. Está asociada (parece ser), a alelos dominantes.
[8] Marsh, O.C., “Recent polydactyle horses” American Journal of Science 43, 1.892 p. 339 – 354.
G. Rattray. op. cit. pág. 17.
[9] Duane Gish, “Evolution: The fossils still say no”. IFCR, el Cahon, CA, USA, 1.995 , p.187 - 197
[10] P- Grassé. "La evolución de lo viviente" pág: 73 – 75.
[11] G. Rattray. op. cit. pág: 218. y también Hanson. E. Qtly Rev. Biol. 1.966. nº 41: 1 – 12.
Semogil 8 de Febrero del 2.010
6 comentarios:
Impresionante, si algunos caballos nacen con tres dedos significa que todo es un fraude. Pero que me dices de los humanos que nacen con cola. Compruebalo, se ha estudiado y es un caso de mutacion retroactiva: en otras palabras, despiertan genes que no se utilizan en la actualidad, pero que pertenecieron a antecesores.
La expresión técnica es atavismo.
No acabo de entender muy bien la historia de los tres dedos. Es decir ¿Que es lo que tienen que explicar los paleontólogos?
Que aparezcan rasgos propios de especies desaparecidas, no significa que los cabalos con 3 dedos sean de una especie diferente. Y dudo que a ningún paleontólogo se le ocurra decir una burrada semejante
Respecto a las lineas evolutivas, es evidente que no tenemos un registro fosil completo y detallado cada pocos años, si no espaciados cientos de miles cuando no millones de años ¿De verdad te sorprende que haya discrepancias, especialmente en las fases iniciales de los estudios? Vendes las discrepancias y las continuas remodelaciones como poco científicas. Muy al contrario. La ciencia es una verdad que se construye poco a poco, poniendo todo en duda y revisándolo (Eso sí, las cosas hay que ponerlas en duda aportando pruebas)
Hola Roberdosdedos. No tengo mucho interés en criticar el método científico en cuanto tal, siempre que acepte los límites que el mismo se impone al considerar sólo aquello que es medible.
En el asunto de los dedos de los caballos, no son discrepancias lo que me sorprende, es querer forzar las pruebas para que demuestren lo que yo ya tengo en la cabeza que ha ocurrido. Y en este tema de la evolución de los seres vivos, hay una serie de mitos y prejuicios que son considerados como verdades demostradas, y sobre ellos se construye una verdadera montaña.
No se trata de estar contra el método científico, se trata de estar contra la falta de rigor y seriedad, cosa que ocurre con gran frecuencia en la biología evolutiva como en ningún otra parcela de las ciencias naturales.
Un abrazo. Ángel.
No señor anónimo,NO ES COLA.Mire ud,si fuera cola, TENDRÍA FUNCIONES DE COLA,ergo podría ser MOVIDA COMO TÁL POR SU INQUILINO: Sencillamente se trata de una prolongación anómala de los huesos del cocxis,el cual dicho sea de paso,NO ES NINGÚN ÓRGANO ATÁVICO, sinó que tiene la función de servir como elemento de inserción de varios músicos pélvicos, además de estar implicado en la adhesión de los dos huesos ilíaco. Se trata por lo tanto, de una enfermedad
Gracias segundo anónimo. Es muy fácil ver un vídeo en internet o unas cuantas imágenes y creerse lo que cuenten, sin determinar con seriedad de qué se está hablando. Internet es un foro internacional donde cualquiera puede decir lo que piensa, indiferentemente de que sea algo serio o una fantasía, y así es fácil creerse lo que uno quiera, apoyado en la autoridad que da el que está en internet, pero esto está lleno de mentiras y verdades, muchas más de las primeras, porque por lo general la mayoría de las personas no alcanza el nivel necesario para poder tener una postura seria y argumentada capaz de responder a todas las dudas u objeciones que se puedan plantear a su postura.
En el caso de la cola humana, desconozco el asunto, pero el camino es localizar algún trabajo médico y ver qué dice realmente, porque lo de genes atávicos de nuestro pasado evolutivo, no pasa de ser un cuento de hadas, porque hasta ahora nadie ha demostrado que ningún gen contenga información para formar ningún órgano ni parte del cuerpo, ni siquiera una vértebra, lo que saben todos los científicos es que los genes contienen información para montar proteínas, pero eso es lo que contienen, no hay ningún gen de ser chato, ni de tener el pelo rubio, ni los ojos azules, ni que indique un plano de una extremidad ni nada de eso. Pensar eso es un reduccionismo propio de cuentos para escolares con profesores desinformados.
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