Imagen de una reconstrucción hipotética del hombre de Pekín: http://neanderthalis.blogspot.com
Comentamos en la anterior entrada, que diríamos ahora algo del hallazgo del famoso “Hombre de Pekín”. Vamos a resumir los muchos relatos que sobre este hallazgo hay:
En este caso, curiosamente, como en el del “hombre de Piltdown”, también aparece el jesuita francés Teilhard de Chardin que cooperaba con el servicio geológico de China, y estaba en estrecho contacto con el Dr. Anderson. Los dos eran fervientes partidarios de la evolución, con el único hayazgo del hombre de Java.
En 1.921, el Dr. Anderson, de la Geological Survey of China, encontró en las cavernas de Zhoukoudian, en una vieja cantera de piedra, un fragmento enorme y rectángular de cuarzo. Sabiendo que no existían rocas con cuarzo en todo el distrito, pensó que aquella piedra había sido traída hasta allí por los hombres. Después de encontrar dos muelas, la Rockefeller Foundation (masones y por supuesto evolucionistas), le otorgó una subvención de 20.000 dólares anuales para excavar el yacimiento. En 1.926, después de encontrar una tercera muela, el Dr. Black, canadiense y jefe del proyecto, clasificó los restos como Sinanthropus pekinensis. En Diciembre de ese año publicó su fundamentado trabajo en Nature y en Science y la prensa mundial, rápidamente, se hizo eco del descubrimiento. ¡Con sólo tres muelas!, ¡los hay sabios en verdad!.
Dibujo ciencia-ficcion de los hombres de Pekín en su cueva, tomado de: http://donsmaps-com
La excavación mostró que habían existido dos cuevas, y que en la superior había sido construido un horno, (usado posiblemente para hacer cal), perfectamente montado con grandes piezas de cuarzo que estaban cubiertas de hollín por un lado; en algún momento, el suelo de la cueva superior se desmoronó, dejando caer en la cueva inferior, aparte de rocas, la no despreciable cantidad de 18.000 m3 de cenizas,.(no se si se hacen una idea de lo que estamos hablando, esa es la ceniza que podrían transportar 750 “tráiler-bañera”, tuvieron que estar haciendo cal decenas de miles de años en la misma cueva). De entre las cenizas, se sacaron restos de unos catorce cráneos con otros huesos de ciervo, etc. Todos los fragmentos de cráneos, tenían aspecto completamente simiesco, y todos ellos tenían la base del cráneo aplastada y la región del foramen occipital rota para extraerles el cerebro y comerlo.
Aparecieron también bastantes piezas de cuarzo muy bien cortadas para que encajasen, (formarían las paredes del horno, ¿saben de alguien que tenga o haya tenido un horno construido con bloques rectangulares de cuarzo?), y también huesos cortados y trabajados. Pues con todo esto ya tenemos un hombre-mono que aunque tenía aspecto totalmente simiesco, construía hornos, tallaba cuarzo y huesos, y conocía el fuego, sabía hacer cal, y la usaba… ¡Magnífico!, el Homo erectus, encontrado por Dubois, había prosperado.
Comentamos en la anterior entrada, que diríamos ahora algo del hallazgo del famoso “Hombre de Pekín”. Vamos a resumir los muchos relatos que sobre este hallazgo hay:
En este caso, curiosamente, como en el del “hombre de Piltdown”, también aparece el jesuita francés Teilhard de Chardin que cooperaba con el servicio geológico de China, y estaba en estrecho contacto con el Dr. Anderson. Los dos eran fervientes partidarios de la evolución, con el único hayazgo del hombre de Java.
En 1.921, el Dr. Anderson, de la Geological Survey of China, encontró en las cavernas de Zhoukoudian, en una vieja cantera de piedra, un fragmento enorme y rectángular de cuarzo. Sabiendo que no existían rocas con cuarzo en todo el distrito, pensó que aquella piedra había sido traída hasta allí por los hombres. Después de encontrar dos muelas, la Rockefeller Foundation (masones y por supuesto evolucionistas), le otorgó una subvención de 20.000 dólares anuales para excavar el yacimiento. En 1.926, después de encontrar una tercera muela, el Dr. Black, canadiense y jefe del proyecto, clasificó los restos como Sinanthropus pekinensis. En Diciembre de ese año publicó su fundamentado trabajo en Nature y en Science y la prensa mundial, rápidamente, se hizo eco del descubrimiento. ¡Con sólo tres muelas!, ¡los hay sabios en verdad!.
Dibujo ciencia-ficcion de los hombres de Pekín en su cueva, tomado de: http://donsmaps-com
La excavación mostró que habían existido dos cuevas, y que en la superior había sido construido un horno, (usado posiblemente para hacer cal), perfectamente montado con grandes piezas de cuarzo que estaban cubiertas de hollín por un lado; en algún momento, el suelo de la cueva superior se desmoronó, dejando caer en la cueva inferior, aparte de rocas, la no despreciable cantidad de 18.000 m3 de cenizas,.(no se si se hacen una idea de lo que estamos hablando, esa es la ceniza que podrían transportar 750 “tráiler-bañera”, tuvieron que estar haciendo cal decenas de miles de años en la misma cueva). De entre las cenizas, se sacaron restos de unos catorce cráneos con otros huesos de ciervo, etc. Todos los fragmentos de cráneos, tenían aspecto completamente simiesco, y todos ellos tenían la base del cráneo aplastada y la región del foramen occipital rota para extraerles el cerebro y comerlo.
Aparecieron también bastantes piezas de cuarzo muy bien cortadas para que encajasen, (formarían las paredes del horno, ¿saben de alguien que tenga o haya tenido un horno construido con bloques rectangulares de cuarzo?), y también huesos cortados y trabajados. Pues con todo esto ya tenemos un hombre-mono que aunque tenía aspecto totalmente simiesco, construía hornos, tallaba cuarzo y huesos, y conocía el fuego, sabía hacer cal, y la usaba… ¡Magnífico!, el Homo erectus, encontrado por Dubois, había prosperado.
En 1.934, se hallaron en otra parte de la cueva, lejos de la ceniza, cinco cráneos perfectamente humanos. El sucesor del Dr. Black al mando de la excavación, el Dr. Weidenreich, ocultó estos cráneos hasta el año 1.942. En 1.937 el antropólogo francés Marcellin Boule fue al yacimiento, y aunque no le dijeron nada de los cinco cráneos humanos, en su informe dijo que el horno y la cantera eran obra de hombres, y que esos hombres se habían comido unos monos, cuyos restos eran los primeros restos encontrados. Para los chinos, los sesos de mono son una golosina exquisita y preciada aún hoy.
Estalló la segunda guerra mundial y de los fósiles de la cantera de Chou-Kou-tien, que así se llama el lugar, no se ha vuelto a saber nada. Alguién, corrió la noticia de que los habían robado los japoneses, pero en 1.972 el Dr. Christopher Janus descubrió que el gobierno Chino conserva un recibo y está convencido de que los huesos están en EE.UU.; parece que nadie está interesado en que puedan ser estudiados y se descubra lo que realmente son.
A pesar de todo esto, hasta en los libros serios, siguen poniendo los dibujos del Dr. Weidenreich reconstruyendo el “hombre de Java” y el “hombre de Pekín”.
Y no digamos nada del gobierno comunista chino, que ha hecho una escultura de dos metros de altura del cráneo del hombre de Pekín, no se encontró la cara, pero ellos se la han puesto a su gusto.
Así va la cosa, intenten buscar bibliografía sobre el tema y podrán comprobar que nadie dice nada de los cinco cráneos humanos, ni del informe del profesor francés, ni del paradero de los cráneos. ¿Por qué será?.
Escultura del "hombre de Pekín" en la puerta del museo chino de la evolución humana: www. absolut.china.com
Sobre el “hombre de Pekín” puede verse:
- Sanvicens, A. “La verdad sobre la evolución” p. 338 – 341.
- Artigas, Mariano – “Las fronteras del evolucionismo” Edit. M. C. p. 55 – 1.985.
-Stringer, C. y Andrews, “La evolución humana” p. 138.
-Borruso Silvano, “Evolucionismo en apuros” 88 -91
Semogil 23 de Noviembrer del 2.009
¿Como se puede reconstruir un craneo a partir de tres dientes?
ResponderEliminarun saludo
Tú no vistes Mcguyver, se nota.
ResponderEliminarHubo una vez un zoólogo famoso que se llamaba Cuvier, que conocía también los esqueletos de los animales que viendo un sólo hueso sabía si era un mamífero, un marsupial, o un reptil, y cómo era el resto del esqueleto. Pero ese no era el caso del hombre de Pekín, nadie lo había visto antes, así que de tres dientes, es fácil inventarse un ser medio mono y medio hombre que nadie conoce, puedes decir que era como tu quieres que sea.
ResponderEliminarEllos dicen que los cráneos rotos de los monos eran de los hombres- mono que hicieron el horno y todo eso.
Y en cuanto a lo de Macuiver ese o comio se diga, efectivamente no lo he visto y no entiendo la relación, seguro que me pierdo algo gracioso. Contádmelo
Un abrazo.
Jajajajajaj creo que Alfonso se refería a mi, y yo si lo veía.
ResponderEliminarMcGuyver era una serie de televisión de los 90, su protagonista es un agente secreto americano; la gracia de la serie y de Alfonso, es que no era un superagente sino un manitas, que con su navaja suiza multiusos y mucho ingenio resolvia todos los problemas y detenia los malos sin hacer daño a nadie. Nuestra generación deciamos "es más peligroso que McGuyver en una ferreteria", porque el personaje era capaz de hacer una bonba con chicle e hilo de pescar..... de ahí la relación con el reconstruir a partir de tres dientes.
¿Realmente era tan bueno ese Cuvier?
un saludo
Dejo un enlace de un evolucionista explicando lo del hombre de Pekin, parece interesante.
ResponderEliminarhttp://www.sindioses.org/cienciaorigenes/mentiras/mentiras07.html
En el siguiente enlace en la parte de abajo, enlaces a más artículos de la serie MENTIRAS DE LOS CREACIONISTAS SOBRE LA EVOLUCIÓN HUMANA.
http://www.sindioses.org/cienciaorigenes/mentiras/mentiras01.html
Está bien eso del enlace para que el que quiera, pueda facilmente ver lo que dicen los evolucionistas. No me voy a cebar con el nombre de la página, ni con los dibujos del encabezado, ya sois mayorcitos.
ResponderEliminarParece que el hombre se lia un poco, una cosa son los restos del hombre de Pekín, de los que ya hemos contado lo que se sabe y otra cosa es que en el resto de Asia se hayan encontrado después otros restos que se atribuyen a la "especie" homo erectus. Si leéis la página con seriedad, veréis que el final lo que queda es que esos restos humanos de "otra especie", se diferencian de nosotros por tres rasgos morfológicos: arco supraorbital (hueso de las cejas) más saliente que nosotros, frente más inclinada que la nuestra y esqueleto más fuerte. Sentaros en un parque y ver a la gente que pasa y luego hablamos, y si no, ver la película Australia, y mirad el rostro de los nativos...
Y en cuanto a lo del multiregionalismo, el hombre no ha acabado de entenderlo, eso que el dice no es la propuesta de Wolpoff(catedrático de Antropología de la Univ. de Michigan), haré una entrada pronto sobre esa propuesta.
Gracias Alfonso, por el enlace y por lo de McGuyver.
La verdad que el nombre y más aún los dibujos alinean bastante bien al autor, pero bueno, ya sabíamos quién estaba detrás de todo esto.
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