El pasado 2 de Septiembre, se
difundió la noticia del hallazgo en Creta de un rastro de pisadas
“posiblemente” humanas. No son las primeras que se encuentran fosilizadas, pero
lo llamativo de este nuevo descubrimiento, es la edad que se les atribuye:
5.700.000 años de antigüedad. Mucho más antiguas que todos los supuestos
antepasados del hombre (ardipithecus, australopithecus, etc.).
El trabajo original sobre el
descubrimiento y las investigaciones posteriores está en: G.D. Gierlinski, et
al., Possible hominin footprints from the late Miocene (c. 5.7 Ma) of Crete?,
Proc. Geol. Assoc. (2017), http://dx.doi.org/10.1016/j.pgeola.2017.07.006.
Todas las imágenes de esta entrada están tomadas de ese trabajo.
Todas las imágenes de esta entrada están tomadas de ese trabajo.
Se trata de dos rastros cortos de
tres o cuatro huellas cada uno que quedaron impresas en la arena húmeda de una
playa en el noroeste de la isla de Creta. Las huellas se alejan del mar hacia
el suroeste, se dirigen hacia tierra firme.
Todos los estudios realizados,
indican que la criatura que las hizo, era bípedo, plantígrado, pentadáctilo,
sin garras, con los cinco dedos en paralelo y en dirección longitudinal con
respecto al pie, sin espacio entre el dedo gordo y los restantes, con el dedo
gordo de mayor tamaño y más estrecho en su base que distalmente (con forma de
porra), y una potente almohadilla en el extremo distal del primer metatarsiano,
(en la planta junto al comienzo del dedo gordo).
En el trabajo se comparan estas
huellas con las de los animales plantígrados: con las patas traseras de un oso,
con las patas de los primates, de los simios actuales, con las huellas de
Laetoli y con unas huellas humanas de hace 1’5 m.a. encontradas en Kenia. La
comparación hace patente que no son huellas de oso, ni de primate ni de simio,
son huellas semejantes a las de Kenia, Laetoli, o las de un ser humano actual,
sólo que considerablemente más antiguas.
Lo más interesante de este
hallazgo es que se ha podido datar con mucha precisión, ya que el estrato que
contiene las huellas está sobre otro que ha podido ser datado perfectamente por
la asociación de foraminíferos que contiene (conchas microscópicas, el
zooplancton, acompañamos una imagen de globigerina pseudobesa, una de las decisivas para datar las huellas), y está por debajo del paquete salino que marca una época al final
del Mioceno, en la que el empuje de África, cerró el estrecho de Gibraltar y el
mediterráneo llegó hasta casi secarse, dejando en el fondo un paquete enorme de
yesos y sal. Esto ocurrió al final del periodo llamado Messiniense. En la columna de la figura superior, el complejo salino es el llamado Hellenikon Group.
Todo ello permite precisar que
las huellas son del Mioceno superior, y que tienen aproximadamente 5’7 millones
de años. (Es posible que ese número esté inflado en uno o dos ceros, y que las
huellas tengan 570.000 años o incluso sólo 57.000, que ya son años, pero las
dataciones radiométricas son de por sí, imprecisas). El número exacto de años
que han pasado desde el Messiniense hasta ahora, no es lo importante, lo
importante es que esas huellas son mucho más antiguas que todos los supuestos
antepasados del ser humano, con lo que, toda las hipótesis que se han
construido con respecto al origen de nuestra especie quedan refutadas.
Tal es la relevancia de este
hallazgo, que los propios autores a pesar de las conclusiones a las que se
llegan por lo investigado, no se atreven a afirmar que son huellas humanas,
sino que el título del artículo indica lo de “posibles”, y en sus conclusiones,
dicen: “Siempre son deseables fósiles mejores y más numerosos, pero tampoco se
pueden ignorar las pruebas actualmente disponibles y sus posibles
implicaciones, por más desafiantes que puedan ser”.
Han hecho una investigación
magnífica, sabiendo que los iban a desacreditar de cualquier manera posible,
han sido valientes y eso es de agradecer, porque existe lo “científicamente
correcto” en todas las disciplinas, pero en el asunto del origen del hombre,
aportar argumentos que pongan en duda la “versión oficial”, es bastante
arriesgado para tu futuro profesional.
En esta imagen aparecen: f) una huella humana actual; g) una de las huellas encontradas en Creta; h) un pie humano, e i) una de las huellas del rastro de Kenya de 1'5 millones de años.
A pesar de lo excelente del estudio publicado, se echan en falta argumentaciones sobre :
a) Un cálculo de la longitud del
paso, con lo que podría establecer algún parámetro sobre la altura del
individuo o al menos de la longitud de sus piernas.
b) Alguna matización sobre el
modo de locomoción que marcó las huellas, no es lo mismo la huella que se deja
cuando uno anda tranquilo, que cuando anda ligero, corre o salta.
c) Alguna precisión sobre la
diferencia en los tipos de huellas que se dejan, según el modo en que se apoye
el pie. Estas huellas de Creta que marcan fuertemente el dedo pulgar y el bulto
del extremo distal del primer metatarsiano, corresponde a la pisada de alguien
que camina apoyándose en la parte interna del pie, medicamente, a esta forma de
pisar se llama pisada “pronadora” (las personas que pisan así, gastan más el
tacón por el lado interior de pie). Suele ser un modo de caminar que se hace
hábito, como método instintivo de prevención de las luxaciones habituales al
andar por terreno irregular.
d) Una argumentación sobre la
posible explicación de por qué, en las huellas de Creta está tan poco marcado
el talón, lo que se corresponde con la huella que dejan las personas que tienen
un modo de pisar que medicamente se denomina “pie equino” cuando se anda
apoyando preferentemente la parte delantera del pie.
Tenemos pues, unas huellas de los
pies de un ser bípedo, plantígrado, pentadáctilo, con los cinco dedos paralelos
y en posición longitudinal a la planta, sin distancia entre el pulgar y el
siguiente dedo, que caminaba con pisada pronadora y con pie equino, huellas que
no son ni de primate ni de simio, ni de oso, ni de ningún otro ser conocido, y
dado que todas estas características se dan en unas huellas humanas, ¿por qué
no se afirma con rotundidad que son humanas?, como ocurriría si se hubiese
encontrado un rastro de huellas cuyas características encajasen con las huellas
de un oso actual, todos afirmarían tranquilamente que son huellas de oso.
Pero afirmar que existían seres
humanos en el Mioceno es tirar por tierra todo el llamado proceso de
hominización. Aunque los evolucionistas son especialistas en explicarlo todo,
es sorprendente una teoría con pretensiones de científica que explica una cosa
y la contraria, que evolucionando un pez salió del mar y se hizo terrestre, y
evolucionando, un mamífero se metió en el mar y se hizo marino. Es como si un
físico explicase la ley de la gravedad diciendo que unas veces los cuerpos son
atraídos hacia abajo y otras veces esa misma fuerza los repele hacia arriba.
En esta imagen, las huellas de: c) mono; d) gorila; e) Chimpancé.
De este modo ahora tendrán que argumentar que los dedos estuvieron juntos en el Mioceno, evolucionaron y el pulgar se abrió, y despues evolucionaron de nuevo y se juntaron, y no pasa nada.
En esta imagen, las huellas de: c) mono; d) gorila; e) Chimpancé.
De este modo ahora tendrán que argumentar que los dedos estuvieron juntos en el Mioceno, evolucionaron y el pulgar se abrió, y despues evolucionaron de nuevo y se juntaron, y no pasa nada.
En cualquier caso, con estas huellas se hará lo mismo que con las de Laetoli, se dirá que las hicieron algunos pre-humanos, (homínidos u homininos, como les ha dado en llamar a ese grupo de seres virtuales). En cualquier caso, verán como todo sigue igual, nadie mencionará estas huellas ni lo que suponen, y seguirán enseñando lo que ellos necesitan creer que ha sucedido, aunque no se corresponda con la realidad atestiguada por los yacimientos.
El problema no es sólo que queda
en evidencia la falsedad de todo el edificio del proceso de hominización, lo
peor es, que si ya había hombres con un pie como el nuestro en el Mioceno,
buscar sus supuestos antepasados en terrenos anteriores, se vuelve
prácticamente imposible, porque en la zona de los grandes lagos africana, donde
han buscado hasta ahora a nuestros antepasados, están los estratos de los
sedimentos de lagos de agua dulce, sin plegar y sin interrupciones desde la
actualidad hasta hace unos cuatro millones de años atrás, pero eso no existe en
otro lugar de la tierra con materiales más antiguos, así que no es fácil saber
siquiera, dónde se puede ir a buscar restos de antepasados humanos más antiguos
del Mioceno.
Dicho todo esto, ahora podemos
volver a incidir con otros hallazgos que hasta ahora se han silenciado y que
dan referencia de la existencia de seres humanos en el Mioceno, apoyando la
autoría humana de esas huellas de Creta:
En 1.860, el profesor Carlos Ribeiro
responsable del servicio geológico de Portugal, realizó unas excavaciones en el
valle del estuario del Tajo, cerca de Lisboa. Encontró en terrenos del Mioceno,
una colección de herramientas rudimentarias de sílex y cuarcita (que parece ser
se conservan aún en el museo de Historia Natural de Lisboa).[1]
Ribeiro, no fue el único que
encontró restos de herramientas en el Mioceno, también el arqueólogo francés,
Louis de Bourgeois las encontró en Thenay (Francia).[2]
En Asia, Fritz Noetling del
departamento de investigaciones geológicas de la India, encontró también
herramientas líticas en estratos del Mioceno en Burma.[3]
Al llegar los años del empuje
evolucionista, algunos antropólogos, como Neri Delgado, sucesor en el cargo de
Carlos Ribeiro, negaron la autenticidad de los hallazgos, alegando que, tanto
en Portugal como en Francia, y también en la India, las herramientas se habían
construido solas, por fracturas espontáneas producidas por los agentes
meteorológicos.[4]
No importó en absoluto que el
Antropólogo francés Gabriel de Mortillet, describiera el hallazgo del esqueleto
de un hombre moderno en el Mioceno del sur de Francia.[5]
Parece que a algunos no les
interesa hablar de estas cosas, pero la verdad acabará imponiéndose.
Ángel Luis Hurtado.
Semogil, 6 de Septiembre del 2017.
[1] - Ribeiro, C. “L’homme tertiaire en Portugal” –
Congr. Int. d’Antrop. et
d’Arch. Préhistoriques – Lisboa – 1.884, p. 81 – 91.
- Ribeiro, C. “Description de quelques Silex et Quarzites tailles provenant des couches
du terrain tertiaire et du Quaternaire des Bassins du Tage et du Sado. Lisbon”
– Academia Real das Ciencias de Lisboa. – 1.871.
- Ribeiro, C. “Sur des silex taillés, decuverts dans les terrains miocene du Portugal”
- Congr. Int. d’Antrop. et
d’Arch. Préhistoriques – Bruxeles – 1.872. p. 95 – 100.
- Ribeiro, C. “Sur la position géologique des couches miocenes y pliocenes du Portugal”
- Congr. Int. d’Antrop. et d’Arch. Préhistoriques
– Bruxeles – 1.872. p. 100 – 104.
[2] – Bourgeois, L. “Sur les silex considerés comme portant les
margues d’un travail humain et découverts dans le terrain miocene de Thenay”-
Congr. Int. d’Antrop. et
d’Arch. Préhistoriques – Bruxeles – 1.872. p. 81 – 92.
[3] – Noetling, F. – “On the ocurrence of chpped
flints in the Upper Miocene of Burma” –
Records of the geological Survey of India – 1.894 p. 101 – 103.
[4] – Delgado, J.F. Neri –
“Les silex tertiaires d’Otta” - Congr. Int. d’Antrop. et d’Arch. Préhistoriques – xª sesión – 1.889. p.
529 - 533.