Cono y ramas de Abies normanianna que es el que vive en El Caucaso, entre el mar Negro y el mar Caspio
En la entrada anterior, resumimos de una forma coloquial, lo que pensaban los botánicos evolucionistas actuales sobre el origen de las distintas especies de abetos de la región mediterránea. Pero voy a intentar ser más riguroso y a proceder un poco más acorde con el método académico, porque lo que está en juego no es una cuestión de términos, es una cuestión de validez o invalidez del paradigma evolutivo.
Vamos a citar algunas de las cosas que han escrito los científicos sobre este asunto:
· “El periodo de aparición de las distintas especies circun-mediterráneas del género Abies, así como el lugar de origen y posteriores migraciones, es aún un tema controvertido al no existir evidencias suficientes que expliquen las relaciones inter-específicas y la disyunción actual de su área de distribución.[1]
· Durante el Pleistoceno inferior (unos 5 ma.), Parece que la cuenca mediterránea debió estar ocupada por extensos bosques del antepasado común de los abetos mediterráneos actuales[2]
· A partir de ese ancestro común, por diversas migraciones y fragmentaciones se ha llegado a las especies actuales, en las cuales se pueden distinguir dos grupos bien diferenciados: abetos arcaicos y abetos modernos.[3]
· Los abetos del sur (los pinsapos y el resto de especies del norte de África, Sicilia, Grecia y Asia menor) son los más arcaicos, y los del norte, como el abeto blanco (Pirineos, Apeninos, Balcanes y Alpes) son los de rasgos más modernos, lo que indica una especiación más tardía.[4]
· La reducción de los bosques de abetos y la formación de las distintas especies, se debe a una progresiva aridificación del clima que ha sido más patente en la zona del mediterráneo sur. Todo esto dentro del contexto del calentamiento global del planeta.[5]
Vamos a citar algunas de las cosas que han escrito los científicos sobre este asunto:
· “El periodo de aparición de las distintas especies circun-mediterráneas del género Abies, así como el lugar de origen y posteriores migraciones, es aún un tema controvertido al no existir evidencias suficientes que expliquen las relaciones inter-específicas y la disyunción actual de su área de distribución.[1]
· Durante el Pleistoceno inferior (unos 5 ma.), Parece que la cuenca mediterránea debió estar ocupada por extensos bosques del antepasado común de los abetos mediterráneos actuales[2]
· A partir de ese ancestro común, por diversas migraciones y fragmentaciones se ha llegado a las especies actuales, en las cuales se pueden distinguir dos grupos bien diferenciados: abetos arcaicos y abetos modernos.[3]
· Los abetos del sur (los pinsapos y el resto de especies del norte de África, Sicilia, Grecia y Asia menor) son los más arcaicos, y los del norte, como el abeto blanco (Pirineos, Apeninos, Balcanes y Alpes) son los de rasgos más modernos, lo que indica una especiación más tardía.[4]
· La reducción de los bosques de abetos y la formación de las distintas especies, se debe a una progresiva aridificación del clima que ha sido más patente en la zona del mediterráneo sur. Todo esto dentro del contexto del calentamiento global del planeta.[5]
Cono y ramas de Abies nebrodensis que es el aneto que vive en las umbrias altas de las montañas de Sicilia
· A mediados del Mioceno[6] (15 – 20 ma. ¿?) las grandes extensiones de bosques de abetos empezaron a fragmentarse y retirarse, debido a alternancias climáticas con periodos húmedos y secos, empezando por el mediterráneo sur-este, y avanzando progresivamente hacia el Oeste y el Norte.[7]
· A pesar del gran parecido morfológico de algunas de estas especies, las distancias genéticas entre ellas, (medidas calculando las diferencias que existen entre alguna de sus encimas) son elevadas.[8]
· Parece ser que lo que más afecta a los abetos, y que está mermando en la actualidad las poblaciones de pinsapos que viven a menor altitud, es el ramoneo y la extremada sequedad de los veranos, que los hace más débiles ante los ataques de hongos y perforadores.[9]
El resumen es más o menos el que expresábamos en la entrada anterior. La existencia de los distintos tipos de Abetos alrededor del Mediterráneo se explica de acuerdo con el paradigma evolutivo, con unas pinceladas de calentamiento global, tan de moda para alcanzar subvenciones y con otra pizca de genética que le otorga el sello de “comprobado”, “demostrado”.
Cono y hojas de Abies numídica que es el abeto que vive en las umbrias de las montañas del norte de Argelia en el Norte de África. Imagen de www.dkimages.com
Veremos que queda en pie de todo esto, si nos atrevemos a considerarlo desde otra perspectiva, y no desde el paradigma evolutivo. Ahora que he mordido la presa, no pienso soltarla.
[1] Blanco E. et al. “Los bosques ibéricos” Edit.
Planeta 1.997
[2] Meyen, S.V. “Fundamentals of Paleobotany” Chapmam and Hall London 1.987
[3] Farjon, A & Rushforth, K.G. “Classification of Abies Miller (Pinaceae)” Notes of the Royal Botanical of Edinburgh – 46 p. 59 – 79. – 1.989
[4] Alba Sánchez, F. et al – “Historia paleoecológica y modelo de idoneidad de Abies alba Mill. En la cordillera Pirenaica” Pirineos 164 p. 95 – 2.009
[5] Aussenac, G. “Ecology and ecophysiology of circum-mediterranean firs in the context of climate change” Anuals of forest science – 59 p. 823 – 832 – 2.002
[6] En esa época fue la orogenia “Alpina”, y se formaron los Alpes, el Himalaya, los Pirineos y las cordilleras Béticas que emergieron del mar. Por lo que imaginamos que quiere decir después de la orogenia, no podemos hablar de poblaciones de Abetos en montañas que no existían.
[7] Carrión, J.S. et al “Glacial refugia of températe Mediterranean and Ibero-North African flora in south-eastern Spain: new evidence from cave pollen at two Neanderthal man sites” Global Ecology y Biogeography – 12 p. 119 – 2.003
[8] Scaltroyannes, A et al “Allozyme differentiation in the Mediterranean firs Abies. A firs comparative study with phylogenetic implications” Plant Systematics and Evolution – 216 p. 289 – 307 – 1.999
[9] Linares, J.C. y Carreira, J.A. “El pinsapo, abeto endémico andaluz” Ecosistemas – 15 – 2.006
Semogil 3 de Diciembre del 2.009
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